¿Qué es un pitch? Seguro que te estás preguntando qué significará esta palabreja. No te preocupes, empiezo con una fácil y breve explicación para que sepáis de qué se trata.
Pitch proviene del inglés y significa «lanzamiento», como el pitcher en béisbol que es el lanzador.
Pero actualmente, este término se utiliza a menudo para referirse al lanzamiento de un proyecto. Es decir, tienes una empresa y quieres presentarla a un posible cliente, o se te ha ocurrido una idea y necesitas inversores.
Esta presentación debe reflejar perfectamente lo que se quiere conseguir, tiene que ser atractiva y lo más concisa posible para convencer sin presión.
Una buena forma de enganchar a la persona que nos va a escuchar es realizar una presentación llamativa pero, ¡¡OJO!!, tienes que ir al grano, nada de dejarse llevar por mucho texto y colores que puedan distraerle o aburrirle.
Lo importante es que se vea atraído desde el principio y tenga ganas de escuchar lo que tienes que decirle. Así, lograrás que vuestro propósito vaya adelante sea cual sea la finalidad: alguna compra, inversiones, buscar algún socio o colaborador, etc. En definitiva, intentar convencer sin llegar a ser pesados.
A continuación te dejo los 5 consejos más importantes que debes tener en cuenta para conseguir todo lo que te acabo de contar:
Ensaya tu discurso:
Ensaya las veces que sea necesario unos días antes de la presentación, prepáratelo bien, eso te ayudará a sentirte más seguro de ti mismo y parecerás más convincente sobre el tema que estás exponiendo.
Escoge un título llamativo:
Para que tu proyecto parezca más interesante ponle un título que incite a seguir atendiendo a la presentación, es importante dar una buena impresión desde el principio ya que es lo primero que se ve.
No te pases con el tiempo:
No conviene que la presentación sea demasiado larga y que los oyentes se aburran y dejen de prestarle atención al tema, así que debes exponer los puntos más importantes y que sean lo más claros posibles sin liarte demasiado. Nada de eternizarse.
No insistas demasiado:
No insistas mucho con el mismo tema para no hacerte pesado, eso puede echar para atrás al cliente. Ya sabes que, normalmente, no va a dar un sí a la primera, suelen pensar un poco y darle vueltas a la propuesta antes de dar cualquier paso. Por eso, insistir demasiado no es lo que más nos conviene.
Prepárate posibles preguntas:
Prepárate para las preguntas que puedan surgir al terminar la exposición. La mejor opción sería llevar una lista de las preguntas más frecuentes que podrían hacerte para que no te pillen por sorpresa. También puedes llevarte a tu equipo de confianza para que te ayuden si surge una situación complicada. Tener un apoyo siempre te va a ayudar a estar más tranquilo.
