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7 frases que un buen jefe no te dirá jamás

Ser jefe no es nada fácil. Tienen que dar directrices a un equipo (y conseguir resultados, claro) a la vez que rendir cuentas a superiores. Es decir, asumen un rol de bisagra nada agradable. Además, los jefes deben encontrar el punto justo entre hacerse respetar, pero no parecer autoritarios. Casi todo el mundo se queja de su jefe, pero muy pocos son los que se ponen en su piel y valoran la presión a la que son sometidos y lo complicado de su tarea.

Dicho esto, ser jefe no da carta blanca para hacer lo que se quiera. A pesar de que es complicado asumir responsabilidades, ostentar el cargo de jefe no te da permiso para hacer o decir infinidad de cosas que, lamentablemente, muchos jefes sí hacen. En esto post hemos seleccionado siete frases que dicen malos jefes y que ningún subordinado debería aceptar.

Otro lo hará encantado

La clásica frase «si no estás conforme con el trabajo, encontraremos a alguien que sí lo esté» es una de las peores que te puede decir un jefe. Desgraciadamente, se repite en exceso en tiempos de crisis, cuando se abusa de los trabajadores y se los amenaza con despedirlos. Antes de decirte una frase de tal calibre, un buen jefe te preguntará si «todo va bien» o si «tienes alguna queja con el trabajo». Es decir, se interesará por tu bienestar, y nunca te amenazará con remplazarte por alguien que no se queje.

Nada de alargarse durante la comida

Es posible que durante un pico de trabajo todo el equipo o el departamento tenga que acabar un proyecto y se retrase la hora de la comida o que, incluso, se pida, amablemente, hacer un esfuerzo para acabar el trabajo antes de desayunar o comer. Todo el mundo puede entender que esto suceda de manera puntual. Lo que es intolerable es que tu jefe te presione de tal manera que te sientas obligado a comer siempre delante del ordenador o a toda prisa para volver rápido al trabajo. Tómate tu tiempo para comer y desconectar antes de volver al trabajo.

Porque aquí mando yo

La autoridad que pueda tener un superior delante de un subordinado la pierde justo en el momento que ordena algo con la sencilla razón de que «el jefe soy yo». Un buen jefe tratará de convencerte que debes hacer una cosa por el bien del equipo o empresa, y te dará siempre razones, las compartas o no. Aquel jefe que es incapaz de justificar sus órdenes o que le gusta alardear de a menudo de que se hace lo que él manda porque «para eso es el jefe», pierde toda autoridad.

No es mi culpa

Como decíamos al principio, ser jefe no es tarea fácil. Uno de los motivos es porque ante los fallos del equipo el jefe debe asumir su parte de culpa, aunque poco haya tenido que ver en el error. Aquellos líderes que se lavan las manos cuando algo no va bien o que siempre están culpando a terceras personas difícilmente conseguirán que su equipo reconozca sus fallos y pueda mejorar. Todos (jefes incluidos) somos personas; y reconocer que nos equivocamos es fundamental para mejorar.

Quiero soluciones, no problemas

Esta frase se ha convertido en un clásico, sobre todo en grandes empresas y consultorías. Los trabajadores deben ser suficientemente autónomos como para poder resolver algunos problemas que surjan en su día a día, cierto; no se tiene que acudir al jefe por nada ni cada nada. Sin embargo, el trabajador debe poder dirigirse a su jefe si no encuentra la solución a un problema o no sabe como encararlo. Para algo es su jefe. Desconfía de los superiores que te dicen esta frase, lo único que quieren es colgarse medallas a tu costa cuando las cosas van bien y no asumir las complicaciones de tus tareas.

Aquí lo hacemos así. Y punto.

Cuando empezamos a trabajar en una empresa debemos tener en cuenta cuál es su filosofía y su modo de proceder. Si, de entrada, no nos gusta su cultura de trabajo, más vale que no aceptemos el puesto. Eso no quita que si estamos bien en un lugar queramos aportar mejoras. El mal jefe cerrará la puerta a cualquier propuesta nueva con un «aquí lo hemos hecho siempre así». Este es el tipo de jefe antiguo, rutinario y con miedo a los cambios. Los buenos líderes, en cambio, saben aceptar las nuevas ideas, vengan de donde vengan, y darles una oportunidad. O, como mínimo, estudiarlas.

Muy pocos jefes son perfectos. Ser líder, no es fácil. Así que es probable que tu jefe actual te diga alguna de estas frases. El problema es si te las dice todas. En ese caso, te recomendamos que empieces a buscar otro trabajo, porque no tienes por qué aguantar a malos jefes. Y si, en cambio, eres jefe, aquí te damos algunos recursos para no cometer nunca estos errores.

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