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Erasmus en Bolonia: «Solo comía pizza y birra pero he conocido una cultura nueva y amigos de verdad»

“Volé de Girona a Pisa, dormí en casa de una amiga y al domingo siguiente fui a Bolonia, donde llegué sin piso alquilado ni nada.

Son palabras de Aurelià Serra, de 23 años, un estudiante de Historia en la Universitat de Girona que escogió la Univeristà di Bologna para realizar un Erasmus de un año, de septiembre de 2012 a junio de 2013.

“Escogí Bolonia porque es una ciudad muy cultural, muy dinámica, donde la vida universitaria está muy presente.”

De la campechanía a la burocracia

Aurelià Serra consiguió que le convalidaran una asignatura troncal, Historia de Cataluña, por otra materia similar rango: Historia de Italia.

Si en la capital gerundense tuvo la fortuna de contar con el contacto directo y el trato familiar con el profesorado, en Bolonia las cosas fueron muy distintas:

“Llegas a un ambiente totalmente diferente al que estás acostumbrado, hay muchos estudiantes y los profesores no tienen el mismo vínculo directo con el alumno,” comenta.

No obstante, la veterana institución académica cuenta con un programa de atención a los Erasmus:

“Está todo preparado para que no te equivoques: te convocan a reuniones para explicarte todo lo que tienes que seguir,” recuerda.

Antes de partir, Aurelià ya entró en contacto con su tutor en la Universidad de Bolonia, que es quien firmó y convalidó las asignaturas.

aureli erasmus

No apto para tímidos

A diferencia de España o Francia, en la universidad italiana es muy común que cualquier asignatura de una carrera de letras se evalúe con una prueba oral. De todas las asignaturas que cursó, tan solo tuvo que presentar un trabajo por escrito:

“Haces un examen escrito sobre el conocimiento general de la asignatura, pero lo que acabará dándote la nota final es el examen oral, que para ellos es importantísimo. Dan mucha importancia al debate, a la estructuración de las ideas de forma oral”.

Idioma

Italia es de los países que no exige ningún nivel de idioma para los estudiantes Erasmus. Aprendió el idioma sobre la marcha, juntándose solo con lugareños y hablando como podía.

Hoy asegura que es capaz de mantener una conversación mínimamente fluida, aunque reconoce que tiene grandes lagunas a nivel de gramática.

No en vano, la única ayuda que ofrece la universidad boloñesa a los Erasmus es para realizar un curso de italiano en su servicio de aprendizaje de lenguas, pero con un número de plazas muy reducido:

“Llegas y entras en las dinámicas del Erasmus. Hay grandes comunidades de estudiantes y se forman grandes grupos por nacionalidades. Por ejemplo, ves a todos los españoles juntos”

“Yo tenía muy claro desde que llegué que si estaba en Italia era para estar con italianos y conocer su cultura, sus tradiciones, su forma de pensar… Es una de las cosas que estoy contento p0rque además he hecho amistades de verdad.”

Dinero

El objetivo era encontrar alojamiento y sobrevivir con 280 € al mes. Aurelià Serra llegó a la brava y tuvo la suerte de encontrar alojamiento el primer día.

En internet hay ofertas de todo tipo pero por si alguien quiere seguir sus pasos, recomienda estar atento a los anuncios de habitaciones que hay colgados en los muros de las calles adyacentes al Giardino del Guasto, en las inmediaciones del campus universitario.

Una habitación en Bolonia puede llegar a costar la friolera de 500 € mensuales. Aurelià Serra nos habla del sistema de las “doppias”, es decir de la costumbre de compartir habitación dos estudiantes:

“Tengo amigos que han ido a Bratislava o a Rumanía y que con el dinero de la beca se pagaban el apartamento, comían, salían de fiesta y todavía les sobraba alguna cosa. Yo tuve suerte y encontré un alquiler muy barato para lo que es Bolonia, pero con 280 € no llegas ni a pagar la habitación de alquiler.”

Serra hace referencia al montante de la beca Erasmus —de la suma de las aportaciones de la UE, el Estado y, en este caso, la Generalitat catalana—. Se trata de una ayuda modesta que además se acostumbra a abonar por trimestres, en el mejor de los casos:

“Te dicen: ‘Te pagaremos el mes siguiente’, y te lo pagan al otro. Recuerdo tener la sensación de estar siempre pendiente de cuándo me pagarían,” recuerda.

aureli erasmus 2

Aurelià echó mano de ofertas adaptadas a la vida estudiantil:

“Como hay muchos estudiantes encuentras muchos sitios baratos de comida, de pizzas a 2’5 €”. Muy a menudo acabas comiendo una pizza y una birra”, reconoce.

Dinamismo, cultura y compromiso en la ciudad de los estudiantes con fama de ser ciudad activa, a nivel cultural, y a la vez comprometida en temas sociales, para un estudiante de letras Bolonia puede ser un tesoro:

“Se trata de una capital con muchos centros sociales, muchas iniciativas de lucha política, de reivindicaciones filosóficas, humanitarias. Es la ciudad más universitaria de toda Italia”,

«Fomenta la curiosidad de conocer gentes nuevas constantemente. Bolonia mantiene una actividad muy dinámica de actividades artísticas que la universidad la acentúa», comenta el futuro historiador.

Una experiencia humana

El programa Erasmus arrastra la mala fama de ser una excusa para que miles de jóvenes pasen un año de fiesta en el extranjero. Aurelià Serra lo ve de otra manera:

“[Cuando se está de Erasmus] es necesario adoptar un ritmo de vida diferente al que estás acostumbrado en tu ciudad. Es un ambiente nuevo y, a nivel humano, es  importante relacionarse con otras personas, descolocarte para volverte a recolocar con gentes que desconoces”.

A Serra le sirvió para:

“encontrar respuestas a preguntas a las que hasta el momento no había sabido contestar,” concluye.

 Enlaces

¿Quieres saber por qué no aceptan los estudiantes la nueva propuesta Wert?

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