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Consejos para volar al mejor precio

Últimamente hemos oído que comprar vuelos a última hora sale mucho más barato, aunque tiene su riesgo, pero realmente esa teoría no es cierta, como afirma Neus Soler, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Comprar en el último momento hace que el precio sea de media por encima de un 30% más caro. Según un estudio, el mejor momento para reservar un vuelo es de hoy a siete semanas, cuando el precio del billete es de media un casi un 10% más barato. Expertos de la UOC en informática, estrategias de marketing y derecho del consumidor analizan como volar más por menos y no llegar al punto de poder perder el vuelo.

«Cuando faltan siete semanas todavía quedan muchas plazas al avión; a la compañía le interesa llenarlo y, por lo tanto, son más flexibles a la hora de ofrecer descuentos», explica Soler. Hay que tener presente que este mercado se rige por descuentos más grandes cuando hay menos actividad, y, por lo tanto, «un volumen más grande de demanda conduce a precios más altos». Por esta regla de tres, los meses de enero, febrero y noviembre son los más baratos para volar, y julio y agosto, los más caros. «El público en general tiene más disponibilidad para viajar y las compañías lo aprovechan».

Cómo y cuando comprar?

«Comprar vuelos entre semana sale más barato que hacerlo durante el fin de semana», explica Soler, precisamente porque los días no laborables la gente dispone de más tiempo para buscar vuelos, aumenta la demanda y esto sube el precio.

Desde el portal web Skyscanner, proponen comprar los vuelos de ida y retorno por separado, ya que afirman que de este modo sale más barato. Soler puntualiza la idea: «generalmente sale más económico comprarlos juntos, porque la aerolínea se asegura los dos trayectos y lo premia». Aún así, a veces puede salir más barato comprarlos por separado. Por ejemplo, «si uno de los dos trayectos es un vuelo con baja ocupación porque se vuela en horas intempestivas o bien por que los vuelos de sólo un trayecto no admiten cambios ni anulaciones», afirma Soler.

Hay que tener presente que «frases como “Sólo quedan 3 plazas libres!” o “Hay 10 usuarios buscando precios” son estrategias comerciales para crear una sensación de carencia o poca disponibilidad y presionar el usuario hacia la compra impulsiva», explica Soler. «Es una estrategia de marketing para influir en la decisión de comprar, para crear una urgencia». La experta alerta los compradores: «estas informaciones no tienen que ser reales necesariamente». Según Mariló Gramunt, experta en derecho del consumidor de la UOC, «no es una práctica ilegal, puesto que no introduce ningún engaño en la publicidad que se hace del producto; se limita a ser una estrategia de presión sobre los potenciales compradores, pero no es ilícita». Hay que recordar que no nos engañan, pero adaptan la realidad como a ellos les va mejor.

Aún así, encontrar chollos en internet todavía es posible. Las conocidas como «tarifas error» son errores informáticos o humanas en la publicación de billetes o paquetes de viaje que ofrecen precios muy por debajo de la media del mercado. Errores como no incluir el recargo de combustible u olvidar un cero en el importe, por ejemplo. Si el usuario es rápido y hace el pago, en principio «el precio publicado es exigible», afirma Gramunt. A pesar de esto, la experta alerta que «si es muy evidente que se trata de un error, la buena fe que tiene que presidir los contratos por las dos partes hace que la empresa tenga derecho a rectificar».marca_UOC_blanc_paper

Abusos más comunes

Algunos de los abusos más conocidos son los de los «precios hiperactivos», aquellos que a medida que se van consultando van subiendo. Según FACUA, este es uno de los quince abusos más recurrentes en las compras de vuelos. Después de comparar entre varias ofertas, el comprador vuelve a la página donde ha encontrado la mejor oferta y se da cuenta que el precio ha subido. La respuesta la tiene la informática: «en el ámbito tecnológico es posible implementar sistemas que hagan fluctuar el precio en función de la demanda general o, incluso, del interés mostrado por un usuario concreto». Estos sistemas se pueden basar en «las cookies o las IP para hacer el seguimiento de la actividad de un usuario en un web», explica Garrigues.

Mediante el conocimiento de nuestro comportamiento al web se puede averiguar «cuando hemos accedido a su servicio o qué productos hemos consultado, y todo esto sin necesidad de habernos registrado o de haber dado ningún tipo de información». Los precios se modifican «a razón de nuestro interés», explica Soler. Para intentar evitar este tipo de «inflación en línea», Garrigues explica que «se pueden eliminar las cookies, utilizar dos navegadores diferentes o usar varios dispositivos para navegar con IP diferentes.

Los pasajeros tienen que tener presente que «quedarse en tierra por culpa de la overbooking o bien por cancelaciones o retrasos de más de tres horas les da derecho a una compensación económica automática». En los dos casos, «el Reglamento europeo 261/2004 regula estas situaciones» y obliga las compañías a pagar entre 250 y 600 euros, en función de la distancia que se tiene que recorrer. En el supuesto de que se recoloque al pasajero, «la compañía lo compensará con la mitad del importe si este llega a destino con un retraso no superior a dos, tres o cuatro horas en función también de la distancia». En cualquiera de los casos, los pasajeros pueden interponer reclamaciones ante «la misma aerolínea o bien de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, así como de los organismos de consumo», concluye Gramunt.

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