Cada vez más, la formación abierta en el mundo del diseño gana a pasos agigantados terreno a la formación presencial. Una formación de calidad no entiende de metodologías, de distancias, de barreras o de espacios. Una formación de calidad sí entiende de expertos, de profesionales, de tecnología, de habilidades y de herramientas.
¿Cuántos de nosotros hemos ido a la universidad a recibir clases presenciales en las que solamente cogíamos apuntes y escuchábamos al profesor con voz monótona y sin dotes comunicativas?
¿Cuántos de nosotros hemos aprendido a manejarnos en nuestro día a día en el mundo laboral no con la teoría y sí a través de la práctica, de la experiencia, de darnos muchos golpes, de escuchar a expertos que están en cualquier parte del mundo, de esa realidad que está ahí fuera?
Eso es lo que hoy en día está ofreciendo la formación abierta. Herramientas que además de dar flexibilidad al estudiante sirven para aprender de una forma mucho más práctica y diferente. Los webinar, las plataformas educativas, los videoblogs, masterclass, internet, multimedias interactivos, clases invertidas, clases con cierre docente, proyectos colaborativos, entre otras muchas más herramientas, son recursos fundamentales en el aprendizaje del siglo XXI y utilizados en la formación abierta de hoy en día.
Esa variedad de opciones hace que los estudiantes opten por este tipo de formación en el sector del diseño. Estamos ante la generación de los ‘millennials’ o nativos digitales, jóvenes de 18 a 30 años que viven en un mundo digital a través de sus tablets, ordenadores, smartphones y de relojes smartwatch .
Quién no ha visto una charla TED en YouTube, o quién no ha visto una plataforma elearning con muchísimas funcionalidades. Estamos ante una formación que va a ser, en poco tiempo, la primera del mercado debido a su flexibilidad, alcance, funcionalidad y uso tecnológico, eliminando cualquier tipo de barreras de tiempo y lugar.
