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Enseñar locución a los que no pueden ver: mi experiencia

Fátima Aguilera nos cuenta cómo han sido los primeros días como profesora de locución para invidentes.

Este mundo de la locución está muy loco. Continuamente estamos descubriendo nuevos campos donde lanzar los mensajes de voz, y curiosamente y hasta hace un tiempo casi siempre son las mismas voces. Timbres que nos resultan familiares, que nos acompañan a llevar a los niños al cole, que cenan y almuerzan con nosotros y algunos hasta se nos meten en la cama.

Soy Fátima Aguilera, locutora y profesora de la Escuela Luisa Ezquerra, y hace unos meses tuve una idea. Andaba buscando algún reto profesional y surgió una idea. “No, esto es imposible”, pensé. “Pero y si…”. Y nada, que al final aquí estoy, indagando en los alumnos más especiales que jamás haya tenido. Mezclando con los sentidos, explorando capacidades o descubriendo un mundo nuevo. Pensaréis que quizás estoy sobrevalorando la profesión o que exagero, como buena granadina que soy. Lo que ocurre es que mis alumnos son tan especiales que creo que ellos son de los pocos que de verdad pondrán el alma en el mensaje. Sí, alma, ese concepto tan difícil de alcanzar en estos tiempos. Me inventé, con ayuda, un taller de locución para invidentes. Una actividad que me dejara probar cosas nuevas como ‘profe’ y que me diera la oportunidad de crecer. Y se ha hecho realidad, incluso mejor de lo que esperaba.

Entonces mi mente empezó a indagar y cuando descubres que hay alma, la mente puede hacer cosas increíbles como estas:

1.Un taller de locución para invidentes que les dé la oportunidad de descubrir un mundo nuevo en el que encontrar salidas laborales. Con un aprendizaje profesional que les ayude en esa complicada tarea de romper barreras, integración, inclusión, capacitación y todas esas palabras que le ayudan a una persona con discapacidad a hacerse un hueco profesional y personal en la sociedad.

2. Conseguir que mis alumnos recuperen el braille y que el primer mensaje que recoja el micro salga sólo y exclusivamente de su voz. Sí, no es tarea fácil, ahora las nuevas tecnologías están tan desarrolladas que se está perdiendo la costumbre de leer en braille sustituyendo está acción por un software.

3. Que mis amigos de Outbarriers tengan voces humanas (de sus propios usuarios) para su aplicación móvil. La cual está diseñada para personas con discapacidad visual con la finalidad de dar visibilidad a cualquier ciudad, establecimiento y lugar.

4. El uso de nuevos ejercicios en clase. Uno de ellos está diseñado para estimular los sentidos del alumno, la inspiración puede venir a través del olfato, el gusto, el tacto o el oído. Es cuestión de usar los elementos adecuados al sentimiento que queremos transmitir con el texto que nos toque contar.

5. Que los alumnos aprovechen al máximo su sentido del oído para escucharse y corregir. Como todos sabemos, las personas ciegas tienen un mayor desarrollo del sentido auditivo. Por eso, creo que están más capacitados para aprender antes los conceptos de esta profesión.

6. Mis alumnos merecen que mis oídos estén al cien por cien para escucharlos, y en la visión, a veces, hay elementos que pueden distraerme. Por eso daré las clases con los ojos vendados.luisa

En fin, que no voy a cambiar el mundo, pero que yo me quedo con Óscar y Antonio, grandes profesionales que están en continua evolución ahora con el proyecto de #RadioSinBarreras, donde ponen en práctica todo lo aprendido. Me quedo con Moisés amante del cine y colaborador de #TerritorioAudesc en sus podscast. Compro la simpatía de Sandra, su voz juvenil y despierta, y descubro a Migue, gran amigo de los medios de comunicación, acostumbrado a las cámaras y al ir y venir de la información granadina y española.

Y agradezco la oportunidad que se nos ha presentado a Fernando Javier Romero, que siempre nos escucha y soporta en su estudio; a mi Escuela Luisa Ezquerra, por apoyar el proyecto y colaborar en su puesta en marcha, difusión y seguimiento; a Diego, nuestro ingeniero de sonido que curra cada sábado tarde; a la ONCE, por imprimir los textos; y a OUBARRIERS, porque se han empeñado en dar visibilidad hasta a lo invisible.

Fuente: Escuela Luisa Ezquerra

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