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Estimulación temprana clave para el desarrollo cerebral

El desarrollo físico, intelectual y social en personas menores, de 0 a 7 años, puede mejorarse para enriquecer sus capacidades y habilidades, mediante la estimulación temprana.

Recibir estímulos desde bebés, tanto físicos como intelectuales, es la clave para aventajar el desarrollo en la infancia; este hecho no es incompatible con que las niñas y niños tengan una cierta autonomía durante su propio desarrollo, tal y como promueve el método Montessori para liberar su potencial,  ya que toda actividad externa que les haga reaccionar e interactuar con otras personas y con su entorno, les aportará calidad en su inteligencia y habilidades.

Aquellas personas nacidas en culturas que emplean asiduamente la estimulación temprana, experimentan su desarrollo antes que muchas personas occidentales. Esta circunstancia no es casualidad; la profesora de Neuropsicología en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, Audrey van der Meer, hace alarde de la importancia que suscita la atención temprana, a través de los estímulos pertinentes. Van der Meer ha aplicado tecnología avanzada de electroencefalografía (EEG), en sus estudios, para investigar la actividad cerebral desde el momento del nacimiento humano. Los resultados de esta investigación manifiestan que las neuronas aumentan considerablemente en número y especialización, en personas pequeñas, mientras que van adquiriendo el aprendizaje de nuevas habilidades.

Gracias a la flexibilidad de los cerebros en la infancia, los niños y niñas pueden adaptarse sin dificultad a su entorno. Las neuronas forman hasta mil nuevas conexiones por segundo en bebés, por lo que es importante aprovechar las uniones intercelulares que se producen entre neuronas, a través de la estimulación temprana, para que el cerebro no pierda su docilidad a medida que va avanzando el crecimiento humano.

La enseñanza impartida en los cursos de jardín de infancia, proporciona los conocimientos necesarios para abordar la atención temprana desde una perspectiva profesional. Todas las actividades relacionadas con estas técnicas, pueden llevarse a cabo tanto en el seno familiar como en los centros educativos y guarderías. Cabe destacar que las experiencias percibidas durante la primera etapa de vida deben ser “autoproducidas”, según afirma van der Meer; la profesora explica que no basta con transportar bebés en un coche de juguete, por poner un ejemplo, pues su desarrollo cerebral, así como su percepción sensorial y sus habilidades motoras, ocurren en sincronía. Todo su cuerpo, y también sus sentidos, son necesarios para explorar el mundo y los diferentes materiales que les rodean, en cualquier condición de clima o espacio.

Intervención temprana en los jardines de infancia

La labor desempeñada en los jardines de infancia ayuda a que las personas más pequeñas aseguren su éxito en la educación, mediante la intervención temprana. Los resultados se verán reflejados en la edad adulta, ya que el cerebro tiene más capacidad para los cambios producidos bajo las condiciones ambientales de la primera edad, y la calidad del tiempo queproyecto-innotutor-euroinnova1 se pasa en estos centros es fundamental para que el/ la profesional técnico en jardín de infancia pueda sembrar un sólido campo de aprendizaje.

Los jardines de infancia son, por tanto, un lugar clave para reforzar la base cerebral mediante la intervención temprana. Un claro ejemplo de ello se da en países como Noruega, donde se contempla un alto porcentaje de asistencia al jardín de infancia, por lo que es posible conseguir una gran variedad de experiencias a través del juego.

Aquellas personas que presentan alguna discapacidad o retraso en su desarrollo, pueden beneficiarse, igualmente, de las ventajas producidas por la intervención temprana. Estas técnicas les generan apoyo y recursos suficientes para potenciar sus capacidades e integrarles con mayor rapidez en el entorno que les rodea.

 

 

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