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Huir para aprender: Sal de tu zona de confort

Albert Einstein dijo aquello de que si quieres conseguir resultados diferentes no hagas siempre lo mismo. En psicología, el estado donde somos capaces de controlar la mayoría de las variables que nos suceden es conocido como «zona de confort».

Hay veces que salimos de esa zona por cambios bruscos e inesperados en nuestra vida, no los buscamos y no podemos hacer nada por cambiar el rumbo de los acontecimientos. En otras ocasiones, somos nosotros los que realmente deseamos cambiar nuestra rutina. En cualquier caso, salir de la zona de confort implica enfrentarse a altos niveles de ansiedad y estrés por afrontar nuevos riesgos.

Por ejemplo, ¿recuerdas la primera vez que te planteaste conducir un coche? Tuviste que obtener la licencia para conducir y por tanto, realizar varios exámenes, aguantar las broncas del profesor y demás conductores, paliar los nervios. Sin duda, escapar de nuestra zona de confort implica directamente adquirir nuevos conocimientos y por ello esta fase se conoce como zona de aprendizaje.

Arriesgar para ganar

Abandonar tu zona de confort implica asumir ciertos niveles de ansiedad, pero permanecer en ella puede generar un bajo rendimiento por falta de motivación. A su vez, es importante saber que si asumes riesgos demasiados elevados puedes acabar frustrado ante la imposibilidad de manejar la nueva realidad, bien porque te estancas en el aprendizaje o bien porque no se llegan a cumplir los objetivos planteados. Entonces, ¿por qué deberías salir de la zona de confort?

  • Serás más productivo: las situaciones de confort suelen ir acompañadas de sentimientos de conformidad y pérdida de ambición por aprender. También se suele caer en la excusa de estar ocupado para no emprender nuevas tareas.
  • Adoptarás una posición más flexible sobre los cambios inesperados: con el aprendizaje se adquieren no sólo nuevos conocimientos, sino también otras competencias y recursos que te ayudan a estar preparado ante acciones espontáneas, no planificadas.
  • Expandirás tus fronteras de conocimiento: imagínate que tu zona de confort es un círculo que te rodea. Cada vez que salgas de ella, pasará un tiempo hasta que te adaptes a tu nueva situación y vuelvas a sentirte cómodo. Entonces querrás salir de nuevo de la zona de confort, que cada vez será más grande y por tanto podrás afrontar retos con más facilidad.
  • Explota tu creatividad: la búsqueda de nuevas experiencias abre las puertas a ideas innovadoras. Esto nos ayuda a actuar de forma más positiva ante nuevas situaciones e incluso valorar acciones ya pasadas con un nuevo prisma.

Viajar más allá de tu zona de confort

Como en cualquier viaje, deberás ser tú quien saque el billete de ida en esta aventura. Salir de tus rutinas y afrontar nuevas experiencias comienza con un cambio de mentalidad y un paso al frente. Para ir en busca de tu zona de aprendizaje podrás hacer algunas acciones simples en tu día a día:

  • Haz cosas diferentes cada día: cambia la ruta hacia el trabajo, aprende a cocinar, apúntate a algún deporte nuevo, aprende a tocar la guitarra… Observa todo lo que vas aprendiendo por el camino y valora tanto los aspectos positivos como los negativos.
  • Tómate tu tiempo para tomar decisiones: párate a pensar en el valor de tus decisiones, no actúes por impulso. Salir de la zona de confort conlleva adaptarse a muchos estímulos nuevos y por ello deberás tener paciencia.
  • Hazlo en pequeños pasos: hace falta valor para arriesgarse. No es necesario empezar con grandes cambios. Si quieres aprender idiomas comienza con el que te guste más y te parezca más sencillo, no lo hagas con varios a la vez y empieza desde el  nivel básico.

En definitiva, el ser humano es un ser de costumbres y en ellas encuentra su seguridad… y también su rutina. Atrévete a romper con ella.

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