Todos recordamos la película Minority Report, donde Cruise al entrar en unos grandes almacenes, es reconocido erróneamente por una ‘máquina’ como un cliente asiático tras un poco higiénico trasplante ocular, que le pregunta por su última compra.
Bueno, pues parece que el escenario se acerca, y sino comprobad los anuncios que aparecen en las webs que visitáis después de mirar un hotel en Madrid o buscar una escapada a Londres–ya sabéis, nada es gratis en la World Wide Web: o se paga con dinero o con datos.
El ejemplo anterior muestra la expresión máxima del marketing orientado hacia las personas. Esto es antiguo, lo hace nuestro carnicero, él conoce nuestros gustos, sabe lo que compramos, la edad de nuestros hijos o el tipo de queso que le gusta a la abuela… Pero ¿cómo hacerlo en el entorno despersonalizado actual?, la respuesta es la biométrica, mejor dicho, el marketing biométrico.
El cliente cada vez tiene más poder, -o mejor dicho, empoderamiento, que es la adquisición de influencia por parte de un grupo social para mejorar su posición-.
Con su opinión participan en la creación conjunta del servicio y cada vez más son responsables de influir para cubrir mejor sus necesidades. De nada sirvió el empeño del malogrado Jobs en no aumentar el tamaño de su iPhone cuando sus usuarios cada vez consumían más contenido digital a través del móvil y el tamaño de la pantalla era claramente insuficiente para sus crecientes necesidades. Menos dos segundos tardó su sucesor, Cook, en aumentar el tamaño de la pantalla al ritmo acelerado de los agresivos fabricantes chinos, sí los mismos que le elaboran sus móviles a la compañía de la manzana. En fin, esto demuestra, entre otras cosas, que no se puede reinar después de muerto.
Os recomendamos la lectura de un interesante artículo publicado en Hosteltur sobre el marketing biométrico, lo podréis leer aquí.
Desde mi punto de vista, no es nada nuevo, pero cualquier cosa envuelta en el vistoso papel de la tecnología parece una novedad, creo que no es más que un intento de paliar la despersonalización y alienación de hipermercados y centros comerciales ¡Bienvenido sea!
