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Psicología canina para prevenir inconvenientes

La psicología canina estudia el comportamiento de los perros, así como la modificación de su conducta natural y aquellos métodos necesarios para conseguirlo, tales como la terapia conductual o las técnicas de entrenamiento emocional.

Educar a un perro puede ser sencillo, si se cumplen unas pautas de disciplina desde que es cachorro. Para ello, entender su psicología se hace fundamental. En primer lugar, es necesario tener en cuenta que el perro es un animal que, de por sí, vive en manada. Este hecho implica que, por su condición, su comportamiento se desarrolla bajo unas normas propias de grupo, con sus consecuentes jerarquías y formas de desenvolverse. Una vez los cachorros son separados de su entorno, el comportamiento social que demuestran ante los seres humanos continúa siendo el mismo; únicamente varía la nueva “manada” en la que se ven inmersos.

Para evitar que un perro tome control sobre el nuevo ámbito humano en el que se le integra, es necesario imponerse, de manera que el animal reciba una educación adecuada, sintiendo el cariño de sus dueños/as, y asumiendo su rol con las diferentes normas que debe seguir. Los  cursos de psicología canina proporcionan el conocimiento sobre las medidas a adoptar para que los perros obedezcan a sus responsables, sin que ello interfiera en su buen estado de ánimo.

En la etapa de socialización del perro, (entre los dos y cuatro meses de edad), es conveniente inculcarle las reglas a seguir, para que cumpla una rutina en cuanto a alimentación, descanso, juego, etc. así como para que sea consciente de cuál es su lugar en un hogar, a la hora de comer, dormir y realizar sus necesidades fisiológicas.  Entender la psicología canina también ayuda a dar respuesta ante situaciones de malestar en la salud del perro, o a tratar su higiene, haciéndole partícipe de unas medidas rutinarias necesarias. Estos aspectos, que forman parte del cuidado canino, pueden tratarse con absoluta normalidad, una vez aprendidas las bases de su psicología.

Relacionar al perro con otros perros, personas, ruidos y entornos, también es imprescindible para su desarrollo, felicidad y una correcta adaptación. Durante la adolescencia, el carácter del perro puede volverse rebelde, sin embargo, su ansia de dominación irá desapareciendo conforme vaya fijando su rol. En esta etapa, también es vital aplicar las pautas pertinentes de psicología canina, para afrontar la situación con normalidad, una vez conocidas las reacciones posibles del animal y las soluciones para controlar cualquier alteración inusual, que pueda verse reflejada en trastornos alimenticios o en desobediencia.proyecto-innotutor-euroinnova1

Ante situaciones extremas de mal comportamiento, el ejercicio físico permite que los perros canalicen su energía, para así evitar la ansiedad y los consecuentes problemas de conducta. Por ello es significativo que estos animales lo realicen asiduamente, para regular los factores psicológicos influyentes en su día a día, así como sus estados de ánimo.

No obstante, existe una figura a nivel legal que, en ocasiones incontrolables, puede ayudar a la justicia en litigios civiles, penales y administrativos, relacionados con el ámbito canino, para controlar, entre otros aspectos, su alimentación y, en definitiva, la salud pública. Esta figura es la del perito veterinario, que, una vez obtenida su cualificación, puede emitir informes periciales bien estructurados con garantías de éxito en su aplicación.

 

 

 

Fuente: Euroinnova Formación

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