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¿Qué es el intra-emprendimiento?

Trabajar en relación de dependencia es totalmente compatible con la posibilidad de innovar. La creatividad se lleva en la sangre y no es necesario montar una empresa para sacarla a la luz. La persona inquieta lo puede seguir siendo como parte de un equipo y de una empresa gracias a la llamada ‘innovación desde adentro’ o ‘intra-emprendimiento’.

Se trata de una filosofía que toma las características del emprendedor y las desarrolla dentro de una empresa en lugar de por cuenta propia. Así, pues, el intra-emprendedor dedica una parte de su horario laboral a generar ideas y nuevas propuestas. La empresa, por su lado, debe contar con una estructura sólida para sostener, acompañar y, sobretodo, aprovechar el espíritu innovador del trabajador. Si el proceso se canaliza de forma adecuada, puede concluir en resultados exitosos.

De esta idea, por ejemplo, surgieron productos globalmente conocidos como Google News, Google Earth y Gmail en Google; el iPod y iTunes, en Apple; o los post-it, en 3M.

El intra-emprendimiento es un modelo de trabajo al que tienden cada vez más las compañías, uniendo la pasión y el empuje de la startup con los recursos de una empresa más consolidada. Se trata de un actitud inteligente, pues la organización se asegura mantener su plantilla y potenciar sus talentos. Además, los empleados son los que mejor conocen los pros y contras del mercado.

La filosofía bebe del ‘espíritu emprendedor interno’, un concepto que surgió años atrás de la mano de Steve Jobs y del investigador Howard Edwar Haller. El nombre tomó fuerza con la presencia de los ‘millennials’ en el mercado laboral.

Así pues, el intra-emprendimiento implica trabajar por objetivos y con dinámicas proactivas. Quiere entregar al trabajador independencia para que, éste, responda con responsabilidad y creatividad.

El intra-emprendedor es aquel que identifica su trabajo como una oportunidad para crecer personal y profesionalmente. Es capaz de identificarse como persona individual dentro de su empresa y de autogestionar sus responsabilidades con libertad. Además, no teme perder su empleo si sus ideas no funcionan, así pues cuenta con una dosis extra de confianza.

Para ello, deberá transitar por fases muy similares a las del emprendedor. Aquí te compartimos las más importantes:

  • Tener un profundo conocimiento de sí mismo. ¿Cómo quieres ser y cómo quieres que te vean?, ¿cuáles son tus fortalezas y los aspectos que te falta trabajar?, ¿qué haces de forma eficiente?, ¿qué metas profesionales tienes?, ¿cuáles son tus aspiraciones personales?
  • Conocer el entorno en el cual quieres actuar. ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de tu empresa y del equipo con el que trabajas?, ¿qué rol desempeñas en él?
  • Contar con una estrategia. ¿En qué campos puedes aportar un valor nuevo? ¿Qué plan de carrera necesitas diseñar?, ¿necesitas formación para ejecutarlo?
  • Reflexionar. ¿Estás dispuesto a esforzarte para lograrlo?, ¿es posible conseguirlo dentro de la empresa en la que trabajas?

La organización, de su lado, debe responder con las siguientes facilidades:

  • Motivar a los empleados.
  • Reducir los procesos burocráticos.
  • Velar por una comunicación fluida, escuchando las nuevas ideas de los trabajadores.
  • Hacer que los directivos participen activamente de los procesos creativos propuestos por los empleados.
  • Permitir que los creadores de la idea participen a lo largo de todo el proceso.
  • Incentivar la creatividad con determinadas recompensas, así como reflexionar sobre las propuestas que no han resultado con éxito.

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