La plasticidad del cerebro del ser humano es una de nuestras características más sorprendentes. Ésta permite que se creen circuitos neruronales para que el cerebro se adapte a las necesidades de cada momento en función de todo aquello que vamos aprendiendo. De esta forma, el cerebro está en cambio constante, y continuamente se están creando nuevas conexiones que «reciclan» las que ya existen.