El e-Commerce, o comercio electrónico, comienza sus andaduras con la venta de productos y/o servicios a través de Internet. Desde entonces hasta ahora mucha evolución ha sufrido y tampoco ha sido pequeña la revolución que causó. Hoy ya no concebimos comprar productos de forma inmediata y sin importar el lugar, hora e incluso falta de disponibilidad física en la tienda.
En los inicios del e-Commerce, el consumidor compraba solo, sin compañía…, pero es un acción que muchas veces preferimos hacerla acompañados, que nos recomienden, que nos aconsejen… y así fueron surgiendo las listas compartidas, las valoraciones por parte de otros usuarios y otro tipo de información valiosa como consumidores.
El e-Commerce sigue con cifras en ascenso, lógicamente porque se adecúa a las necesidades y gustos de los usuarios. Al principio nos pusimos una coraza de desconfianza ante las primeras compras por este canal. Posteriormente fuimos comprobando que hay medios seguros para utilizar nuestras tarjetas de crédito sin riesgo, que podemos devolver un producto si compramos algo que no nos satisface o el producto está defectuoso, que los pedidos llegan a su destino, etc.
En la actualidad, todavía hay un conocimiento limitado sobre cómo conseguir que las redes sociales mejoren el e-Commerce. Por proposiciones y puesta en escena que no sea, aunque la tendencia de las compañías que están trabajando en desarrollar la integración entre consumidores-redes sociales de manera efectiva apuestan por el empleo de señales visuales y procesos de compra sencillos.
En los próximos años, serán los usuarios los que sigan manejando este proceso, con sus búsquedas de mejores y más colaborativas compras online (tanto para asesorarse como para aconsejar).
Por su parte, las organizaciones no solo pueden ocuparse de escuchar lo que sus clientes les demandan en las redes sociales, sino que tendrán que hacer un sobresfuerzo y observar también al resto de marcas a las que siguen.
Y no nos olvidemos que el rey de Internet sigue siendo el Contenido. Las empresas tienen que continuar centrando sus esfuerzos en crear buen contenido en la red, que sea lo suficientemente atractivo para que llamen la atención de los potenciales clientes, y, por supuesto, seguir animándolos a que compartan esa información en sus redes sociales.
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