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Violencia de hijos a padres: el gran tabú social

Una de las problemáticas todavía algo tabú en nuestra sociedad, aunque cada vez está más reconocida y todos vamos tomando mayor conciencia, es la violencia filio-parental. Este tipo de agresión doméstica es la que se da de hijos a padres.

En este sentido, y desde la Dirección General de Justícia Juvenil de la Generalitat de Catalunya, Francisco Romero explicaba hace unos días para la Cadena Ser que hace, aproximadamente, veinte o veinticinco años este concepto no estaba ni siquiera contemplado por la ley.

Asimismo, en los medios de comunicación esta problemática cada vez tiene más visibilidad, un ejemplo de ello es el programa Hermano Mayor. Sin embargo, como sucede por ejemplo con la violencia de género, es un tema muy delicado y que a sus víctimas les cuesta reconocer por miedo o vergüenza. Si conoces a alguien que sufre este tipo de problema, no te puedes perder este post.

Además de la violencia física, también hay violencia psicológica. Insultos, amenazas o chantajes emocionales son las armas que lanzan los jóvenes para conseguir el control y arrastrar a sus padres hacia su terreno. Aunque ser violento no es, o no debería ser, propio de ninguna edad, parece que el perfil más común en estos casos es el de los adolescentes.

Rasgos definitorios

  • Suelen ser jóvenes que han crecido en un ambiente educativo poco coherente en el que, según Romero, no hay acuerdo entre los adultos en la aplicación de la norma que, o ha sido muy rígida o demasiado permisiva.
  • También suele darse el caso de conflictos conyugales y separaciones de los padres.
  • Además, son adolescentes impulsivos que no toleran bien su frustración.
  • El último denominador común que les define es que, en la mayor parte de los casos, son ninis, pues ni estudian ni trabajan.

Pero, ¿cuáles son las causas que llevan a estos jóvenes a actuar así?

Romero dice que uno de los factores de mayor incidencia es el consumo de alcohol u otras sustancias.

No obstante, habría que estudiar exhaustivamente si hay otros factores como la hiperactividad o, incluso, algún trastorno genético que desemboque en violencia contra los padres. Por aquello de que dos hermanos, aunque hayan estado educados igual, hayan ido a la misma escuela etc., tienen caracteres distintos y puede que uno sea muy violento y el otro pacífico. Lo que sí que está claro es que la educación es importante pero esta violencia, como muchas otras no entiende de clases sociales.

¿La solución?

El camino hacia la calma en el hogar empieza por pedir ayuda. Recuerdo hace unos días la entrevista de Risto Mejide en Viajando con Chester al ex olímpico de waterpolo Pedro García Aguado, quien además es la cara visible del programa Hermano Mayor, decía que un paso importante para evitar o corregir las situaciones conflictivas es hacer entender a los hijos que son valiosos y eficientes para algo. Además, añadía que moverse por su deseo de satisfacción inmediata es, según García Aguado, el denominador común de los jóvenes violentos.

El ex olímpico comentó usar el sentido común y su propia experiencia personal para hacer ver a los chavales que su comportamiento no es aceptable, pues relató su pasado en el que el divorcio de sus padres, situación que no aceptaba, le llevó al consumo de sustancias perjudicando su vida personal y profesional.

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