Especialización Tecnológica en Sistema de Preparativos para Emergencias y Desastres

JUSTIFICACIÓN:

Las situaciones de emergencias y desastres están ligadas a la humanidad desde el principio de los tiempos. Los fenómenos naturales pueden considerarse como los eventos más dañinos y con peores consecuencias, asociados directamente a la magnitud de los mismos y a la imposibilidad que un alto porcentaje de ellos presenta a ser previstos. Así pues, los desastres son un fenómeno de distribución universal que viene en aumento a través del tiempo y que generalmente permite establecer una relación entre el nivel de desarrollo económico de una comunidad y el perfil de desastres que presenta.

La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en un informe presentado a BBCmundo.com, calculó que entre los años 1993 a 2003, sólo en el continente americano murieron 76.557 personas y unos 49’300.000 resultaron damnificados, de diferentes tipos de desastres.

En nuestro país, el DesInventar reporta que los desastres están fuertemente asociados a los fenómenos hidrometeorológicos y usos del suelo, lo cual genera el mayor número de pérdidas económicas, (20 mil millones de dólares para los años 1991-1992, coligado a la crisis energética producida como consecuencia del Fenómeno del Niño). El mayor número de viviendas destruidas esta inscrito alrededor de emergencias como sismos, inundaciones y vendavales, que se calculan en un número de 80.000 en un período entre 1990-2000. Y el mayor número de pérdidas en vidas humanas están asociadas a fenómeno de sismos, deslizamientos y avenidas torrenciales.

De otro lado, en Colombia el conflicto armado con su multiplicidad de actores es un fenómeno de tal magnitud, que permite ser calificado como una emergencia de tipo complejo, pues a lo largo de los años ha dejado un número muy alto de victimas , el conflicto también ha obligado al desplazamiento forzado de la población y los hogares en cifras considerables, para noviembre del año 2002 el número de hogares desplazados alcanzaba un aproximado de 198.192 y la cantidad de personas desplazadas llegaba a 899.029. De acuerdo con datos reportados por Codhes (Consultora para los Derechos Humanos y el Desplazamiento), para el 2001 se establecía una cifra de 39 personas desplazadas por hora y 937 personas por día en nuestro país. Adicionalmente, y conforme con reportes del DesInventar, los daños a la infraestructura sumados a efectos de la guerra y la corrupción en un periodo observado entre 1999 – 2000, llevaron al país a unas perdidas calculadas de 40.000 mil millones de dólares lo que corresponde a un 15% del PIB para el año de 1999, cifra que obviamente genera retraso en el desarrollo del país, y, como afirma la OPS, el impacto de un desastre en un país en vía de desarrollo es 20 veces mayor que en uno industrializado.

No obstante todo lo anterior, también vale la pena dar una mirada a las emergencias asociadas a los riesgos de origen laboral, asuntos que inadecuadamente se consideran como cotidianos y aparentan tener una pequeña envergadura, pues a veces la mirada que se les da es como un asunto “del diario”, pero al ser sumados adquieren una magnitud muy diferente. Sobre este aspecto la OIT reporta unos 2.2 millones de personas que fallecen cada año a causa de accidentes o enfermedades laborales.

Para Colombia, la OIT reporta un alto índice de accidentalidad laboral, un 10.3% de los trabajadores afiliados al sistema de riesgos profesionales se accidenta y estos le cuestan al sistema dos billones de pesos, lo que representan un 1% del PIB del país.

Sin embargo, y a pesar de las estadísticas evidenciadas, países como Colombia han legislado alrededor del tema de las emergencias y los desastres, tanto para los que afectan a las comunidades (barrios, municipios, departamentos, etc.), como para los que afectan a las empresas e instituciones (plantas, colegios, etc.). Esta legislación ha surgido en su mayoría luego de eventos que han causado miles de víctimas y que hacen parte de las “lecciones aprendidas”, pero no ha sido suficiente para establecer verdadera conciencia alrededor del tema de la prevención. Es en este punto que consideramos de suma importancia el trabajo que la universidad puede generar alrededor de la formación de personas que orienten y den respuesta a estos eventos, desde los enfoques preventivo y de preparación, procurando partir de la eliminación de la ocurrencia del evento, para pasar luego a los elementos que se relacionan con el establecimiento de medidas de mitigación adecuadas y oportunas cuando no es posible evitar el suceso. En todo caso, el objetivo es disminuir la pérdida de vidas, de daños a la infraestructura y a la propiedad, y favorecer la continuidad de los procesos normales de desarrollo en la comunidad y en el ambiente empresarial, brindando espacios para focalizar la respuesta solidaria que se genera posterior a los desastres y favorecer estrategias de desarrollo y prevención.

Entendiendo que el papel de la universidad está inmerso dentro de las responsabilidades colectivas, y que su saber debe trascender lo muros institucionales para dar respuesta efectiva a las problemáticas existentes, se decide ofrecer un programa de especialización tecnológica en el área de emergencias y desastres, la Especialización Tecnológica en Sistemas de Preparativos para Emergencias y Desastres, dirigida a mejorar los conocimientos teóricos y técnicos en el área, para un mejor desempeño en dichas situaciones, pero que además consiga privilegiar la investigación en esta área, logrando que los egresados del programa creen conocimiento socialmente pertinente y orienten la solución a problemas generales y específicos en la materia.

Se pretende que a través de la escuela se formen personas que den un manejo mas específico, sustentado en elementos teóricos y de experiencias validadas, a todas las fases constitutivas a la presencia de un desastre, como son el antes con acciones de prevención, preparación y mitigación, el durante con acciones para la atención, administración y la logística; y el después, logrando emprender acciones de reconstrucción y recuperación tanto de los tejidos sociales como de las infraestructuras perdidas o dañadas.

El CES ha asumido el compromiso de la formación de personas en el tema de los preparativos para emergencia y desastres desde hace varios años, pero ahora desea dar un salto formalizando esta experiencia con una mirada a la formación tecnológica, pues estamos convencidos que el proceso de orden académico de un tecnólogo no debe concluir con su titulación, y también que el único camino que le queda no sea la profesionalización. El programa que ofrecemos pretende dar un recorrido en temas que les permitirán realizar tareas y diseñar propuestas para un trabajo efectivo en todas las fases de los desastres.