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Descripción

  • Tipología

    Curso

  • Lugar

    Burgos

Dirigido a: Personas con:. Parálisis cerebral. Esclerosis múltiple. Autismo. Anorexia. Conductas caracteriales. Enfermedades traumatológicas. Síndrome de down. Enfermedades neurodegenerativas. Bulimia. Traumas cerebrales. Espina bífida. Distrofia muscular. Discapacidades tanto físicas como sensoriales o intelectuales".

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Burgos (Castellón)
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Materias

  • Parálisis cerebral
  • Esclerosis múltiple
  • Síndrome de Down
  • Turismo ecuestre
  • Caballos
  • Espina bífida
  • Jinete
  • Turismo natural

Temario

Hipoterapia
La Hipoterapia se basa en el aprovechamiento del movimiento del caballo para la estimulación de los músculos y articulaciones del jinete (en este caso, paciente), además, el contacto con el caballo, aportará facetas terapéuticas a niveles cognitivos, comunicativos y de personalidad.
Por su naturalidad, la equitación terapéutica, influye a la persona en su totalidad y el efecto en todo el cuerpo, puede ser profundo. Por tanto, una progresión natural fue desarrollándose por todo el mundo, en la aplicación del caballo médicamente.
Una terapia ocupacional con un caballo adecuado, requiere de una consulta para establecer el programa, dirigir específicamente las sesiones a las áreas de planificación motora e integración sensorial del paciente. El caballo, se selecciona para los pacientes cuidadosamente por sus movimientos y su comportamiento. De esta forma, se convierte en el único tratamiento por medio del cual el paciente está expuesto a movimientos de vaivén que son enormemente similares a los que realiza el cuerpo humano al caminar. Esto supone que el paciente no se enfrenta pasivamente al movimiento, sino que se ve obligado a reaccionar frente a una serie de estímulos producidos por el trote del caballo. Debe adaptarse y responder frente múltiples y diferentes sensaciones.
Se produce así una reacción que no es sólo muscular sino también sensorial. Afecta a todo el cuerpo del paciente, quien experimenta una mejoría global. A nivel físico la hipoterapia ha demostrado ser capaz de mejorar el equilibrio y la movilidad, de ahí la utilización con pacientes que sufren diferentes parálisis. Pero actúa también en otros planos como el de la comunicación y del comportamiento.

De la hipoterapia, pueden sacar provecho personas con:

  • Parálisis cerebral
  • Esclerosis múltiple
  • Autismo
  • Anorexia
  • Conductas caracteriales
  • Enfermedades traumatológicas
  • Síndrome de down
  • Enfermedades neurodegenerativas
  • Bulimia
  • Traumas cerebrales
  • Espina bífida
  • Distrofia muscular
  • Discapacidades tanto físicas como sensoriales o intelectuales

De hecho, esta terapia se utiliza en gran medida con personas que sufren dificultades para ingresar dentro de la sociedad. El caballo, permite que los personas enfermas o con discapacidad puedan competir al mismo nivel que con aquellos que no lo son. Se sabe, que el hecho físico de montar a caballo, rompe con el aislamiento del enfermo o personas con discapacidad y lo pone en igualdad de condiciones con el jinete sano o no discapacitado. Es por ello, que la actividad hípica, facilita la superación del temor, mejora la confianza y la capacidad de concentración y hace perder las tensiones e inhibiciones físicas y emocionales.
Las primeras investigaciones para demostrar el valor terapéutico de la equitación, se fijan en 1.875. Este año, el neurólogo francés CHASSAIGNAC descubrió que un caballo en acción, mejoraba el equilibrio, el movimiento articular y el control muscular de sus pacientes. Sus experiencias, le convencieron de que montar a caballo, mejoraba el estado de ánimo y que era particularmente beneficioso para los parapléjicos y pacientes con otros trastornos neurológicos. La opinión de diversos psiquiatras es que el caballo, para niños que viven en silla de ruedas, les permite mirar, por una vez en sus vidas, desde por encima de sus semejantes, lo que estimula en gran medida su autoestima.
En general, con esta terapia se han observado:

  • Efectos fisiológicos: aumento de la capacidad de percepción de estímulos, al encontrarse en una situación de movimiento.
  • Efectos psíquicos: se estimula la atención, la concentración y la motivación frente a otros movimientos. Es fundamental el aumento de la autoestima y de la seguridad en uno mismo.
  • Efectos físicos: el caballo tiene una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, lo que conlleva una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por un niño.

El movimiento del caballo tiene además la gran ventaja de ofrecer una enorme variedad de ritmos cadenciales, lo que supone la posibilidad, desde el punto de vista terapéutico, de graduar el nivel de sensaciones que el paciente recibe. El caballo al trote transmite al jinete un total de 110 movimientos diferentes por minuto, en consecuencia no hay ni un solo músculo ni zona corporal, desde el coxis hasta la cabeza, al que no se transmita un estímulo. Todo ello en conjunto, produce que el enfermo pueda ser capaz de experimentar sensaciones que nunca antes ha vivido. Cuando se comienzan las sesiones de hipoterapia, el primer paso es en que el paciente realice su primer contacto con el caballo. Este paso, se da acercándose al animal y teniendo un contacto físico con él, acariciándolo, que el paciente sienta su tacto, su musculoso cuerpo y la suavidad de su morro. Ofrecerle una golosina y tener un tiempo de relación. No se pide que el paciente aprenda a montar, sino que, situado sobre el caballo y acompañado por el fisioterapeuta, adopte varias posiciones que faciliten la circulación sanguínea, mejoren el equilibrio y el sentido espacial. A través de los movimientos del caballo, se consigue reprogramar el cerebro del jinete, un paciente que, sentado sobre la montura, realiza así un movimiento pélvico muy similar al que efectúa una persona al caminar.
Realizado el primer contacto, se sube al paciente sobre el caballo; se debe sentar en la cruz prácticamente; ésta, es la zona más alta de la columna del caballo, es dónde el cuello se une con la espalda y en este punto, se reciben los movimientos de los músculos anteriores y posteriores. Éstos movimientos, son los que estimularán y ayudarán en la terapia al paciente. La hipoterapia supone una actitud activa del paciente, que deberá realizar movimientos para estirarse, relajarse, mejorar la coordinación y el equilibrio... Pero si hay un punto diferenciador, que influye muy notablemente en la obtención de resultados positivos, es que la hipoterapia es asumida por el paciente como una diversión. Se desarrolla al aire libre, pudiendo disfrutar de cuanto le rodea, no en un lugar cerrado lleno de máquinas que en cierta medida pueden suponer una amenaza para el enfermo. Montar a caballo es una terapia, pero es también una diversión y sólo explotando correctamente ambas vertientes se conseguirán los mejores resultados.

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