El último año ha destacado por la frenada de la producción, del consumo y del turismo derivada de la crisis de la Covid-19, lo cual ha provocado terribles consecuencias económicas. En este nuevo y desconocido escenario, los directivos no solo deben reformular sus estrategias de negocio, sino que deben encontrar la manera de liderar el futuro, influir en su configuración y prepararse para gestionar los retos y dificultades que nos afectarán en los próximos años.
En tiempos post pandemia, los directivos también tienen que reciclarse, principalmente en en materia de gestión de personas y emociones. Ahora más que nunca, los directivos deben ser capaces de liderar equipos a distancia. Este ha sido uno, sin ninguna duda, uno de los aspectos más importantes a los que se han tenido que enfrentar durante la pandemia.
Según Daniel Prieto, docente del Máster Oficial Online en Dirección y Gestión de Personas de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD, esta es una de las grandes cuestiones que ha venido para quedarse. “El teletrabajo seguirá en nuestras vidas de una forma u otra y el directivo deberá desarrollar nuevas competencias basadas en un tipo de liderazgo que fortalezca el emporwement de sus colaboradores”.
Si algo ha demostrado la pandemia es que se puede trabajar y obtener resultados trabajando desde un lugar que no sea la oficina. En España hemos tenido una perspectiva del trabajo muy presencialista, “parecía que se premiaba a aquellas personas que permanecían más tiempo en la oficina”, indica Prieto. En este sentido, los directivos han tenido que aprender un valor básico que es “la confianza plena en sus equipos”. Han tenido que ser capaces de gestionar a sus empleados , delegando responsabilidades y analizando resultados de desempeño.
Dos son las habilidades más buscadas en los directivos en estos momentos. La primera es la gestión de equipos adaptada a la nueva situación. Desarrollar esta competencia y fortalecerla es la pieza clave para diferenciarse en el mercado. Y la segunda es la capacidad de adaptación a los cambios rápidos y profundos y la experiencia en este tipo de ambiente. De ahí que por ejemplo, “muchas empresas norteamericanas estén apostando por directivos procedentes de la India para ocupar altos cargos”, indica David de Matías.
Ahora mismo los directivos cuentan con dos importantes retos. Por una parte, mantener a los empleados en plantilla y que cualquier ERTE o despido no les haga pasar un mal momento de percepción por parte de la sociedad. Y por otra parte, liderar a sus equipos con una visión de confianza, de delegación, de medir a las personas por sus resultados y desempeños.
El papel de los CEOs no cambia aunque haya una pandemia. Los altos directivos deben de cimentar las bases futuras no solo de una empresa, sino de una sociedad en general. “Deben ser los impulsores de cambios en las organizaciones, no sólo a nivel negocio, sino
que además, en estos momentos, deben focalizarse en qué tipo de personas quieren en su organización y cómo desarrollar las competencias necesarias para que esto suceda”.
Estancamiento del mercado laboral
El mercado laboral también se ha visto obligado a cambiar. En estos momentos está más ralentizado, la pandemia y los miedos generados por ésta han contribuido a un estancamiento del mercado laboral. Daniel Prieto señala que “es importante no perder de vista que las posiciones que se generan en muchos casos son para puestos de trabajo que se desempeñan bajo la modalidad de teletrabajo”. De este modo, las empresas y directivos tienen que hacer un esfuerzo importante para conseguir la adaptación de las nuevas incorporaciones en la empresa, desarrollando nuevos planes de acogida que permitan esa adaptación desde la distancia.
La pandemia no ha hecho más que abordar el tema de la digitalización, y está siendo un catalizador de la misma. “Las empresas buscarán digitalizar lo máximo sus actividades y acciones sin olvidar el mundo físico y apostarán más que nunca por técnicas como la automatización”, apunta David de Matías Batalla, docente del MBA de ENyD.
En definitiva, la Covid-19 se ha convertido en el gran desafío del liderazgo del futuro. Y este desafío reclama alianzas y sinergias entre los actores clave de la sociedad y del tejido empresarial que se deben reforzar con aprendizaje, formación e innovación.
