En el mes de junio se presentó en Grupo Método el plan de igualdad de la empresa, considerando los artículos 9.2. y 14 de la Constitución española, la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, la Ley 39/1999 de Conciliación de la vida familiar y laboral y la Declaración conjunta con motivo del Día Internacional de la mujer 2018 de la Comisión europea.
El plan de igualdad es un documento obligado para muchas empresas. No obstante, la cosa no puede quedarse ahí. Debe darse un cumplimiento efectivo, al margen de su obligatoriedad, y en Grupo Método contan con la fortuna de un equipo cuyo modus vivendi incluye ya la premisa de igualdad, evidenciándose en en el día a día dentro de la empresa, tanto desde el punto de vista laboral como desde el interpersonal.
Las mismas oportunidades, las mismas condiciones, las mismas exigencias y obligaciones en todos los aspectos que afectan a la vida dentro de la empresa. Idéntica consideración, en resumen, con la mirada puesta en el talento, con absoluta independencia de cualquier atributo no vinculado, en exclusiva, a la valía profesional.
El micro mundo de la empresa no es representativo del conjunto social y el camino de la igualdad es muy largo: implica educarnos (reeducarnos y autoeducarnos) como sociedad y enfrentar la raíz de la problemática para superarla.
En esta línea, mirando al mundo, hacemos uso de un lenguaje que represente nuestra forma de entender la sociedad y el marco en el que deben darse las relaciones laborales y personales. Si consideramos que los usos que hacemos del lenguaje modifican nuestro modo de estar en el mundo, parece imprescindible, pues, hacer uso de un lenguaje que sea representativo de la forma en que queremos estar en él.
No fue hasta el año 2007 que se consideró que los padres, y no solo las madres, debían estar en el hogar al nacer sus hijos, aunque a día de hoy, pese a los avances sociales, acompañados de avances legislativos, todavía siguen siendo las mujeres, en su mayoría, quienes abandonan su empleo para la crianza de sus hijos e hijas, o para el cuidado de familiares en situación de dependencia, comprometiendo su independencia y su futuro. Por otra parte, seguimos hablando de “brecha salarial” y de “empoderamiento femenino”. Y todo ello, entendido en su conjunto, nos indica sin lugar a dudas, ni confusión, que aún queda mucho camino por andar.
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