El potencial táctico del Glitch Art se explora en el libro Flow and Friction, de Vendela Grundell. La historiadora del arte y fotógrafa muestra cómo el arte impreciso, tembloroso e inestable puede volver a calibrar nuestras formas de ver las cosas.
En su obra, Grundell explora la forma en que los fallos técnicos revelan el papel de la interfaz en la era post digital.
Como dijo la astronauta John Glenn: “Un fallo es un cambio de voltaje tan pequeño que ningún fusible podría protegerse contra él”. Un fallo que ocurre en un transbordador espacial podría ser catastrófico, un error no provocado con consecuencias que amenazan la vida. Con esta simple observación, Glenn ayudó a popularizar el concepto del fallo técnico como un defecto invisible que solo se vuelve visible cuando sus consecuencias afectan la funcionalidad de un sistema. Desde entonces, la revolución digital ha hecho que el fallo, o más específicamente el impacto del fallo en el mundo del diseño se convierta en un nuevo modo de expresión artística o comunicativa.
Los momentos en que una señal digital se pixela es una abstracción a menudo hermosa o también cuando una pantalla interactiva se distorsiona temporalmente. El resultado de un error técnico no es necesariamente muy visual, pero cuando se analiza como una forma estética, el arte del fallo encuentra generalmente la belleza dentro de una pantalla digital.
En la fotografía también se encuentra muy presente esta búsqueda constante del fallo. En el trabajo de Phillip Stearns, Rosa Menkman y Evan Meaney observamos múltiples tipos de visualidades creadas por el error digital. La comunicación visual, de esta forma, se nutre también de las cosas inesperadas.
Year of the Glitch, por ejemplo, fue un proyecto de 2012 en el que Stearns publicó un día en su blog de Tumblr y se convirtió en la ‘Belleza inesperada’. Stearns habla de “una colección de imágenes digitales producidas cuando se corrompen intencionalmente los circuitos de varias cámaras de baja resolución”. Para crear, hay que estar dispuestos a fallar.
Fuente: Blog DSigno
