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Dar voz a las víctimas

Universidad Pontificia Comillas

El Departamento de Filosofía y Humanidades de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales (Comillas CIHS) de la universidad celebró sus XXIII Jornadas de Filosofía que, en esta ocasión, llevaron por título «Pensar la condición de víctima». 

Durante tres días, prestigiosos filósofos y especialistas de otras disciplinas de esta y otras universidades, reflexionaron acerca de las víctimas intentando no cosificarlas. “Vivimos en un mundo lleno de horrores. En estas jornadas nos preguntaremos si ha cambiado la percepción de la víctima en los últimos tiempos desde una perspectiva multidisciplinar”, señaló Ricardo Pinilla, director del departamento.

La inauguración de las jornadas corrió a cargo del rector de la universidad, Julio L. Martínez, SJ, que apuntó que “se trata de escuchar a quienes no siempre tienen voz y de aprender de sus heridas. Tiene que ver con comprender que el otro tiene una herida que necesita sanar”. Durante su intervención, el rector apeló al término reconocimiento. “Es en Hegel donde el reconocimiento adquiere naturaleza filosófica, en el encuentro entre dos conciencias de sí, el descubrimiento de una realidad que no soy yo y que existe objetivamente, en la que mi yo se descubre como otro yo”. En ese reconocimiento es, según el rector, donde comienza la libertad de los individuos.

La primera sesión planteó no ya sólo la cuestión de la víctima, sino lo que las víctimas nos cuestionan; desde ahí, J.A. Zamora, del Instituto de Filosofía del CSIC, partió de la necesidad de atender a la misma autoidentifación de las víctimas, previniendo de otro lado la posible banalización e instrumenta lición actual de este concepto en los medios. El sufriente y la víctima como tal interrumpen siempre nuestro pensamiento y la legitimidad de la misma sociedad que de una u otra forma alberga o permite esos procesos de victimización, a la vez que reconstruye constantemente la idea de víctima. De ahí que haya que ir más allá del concepto previo pero desde el mismo pensar que acompañe y vele de modo crítico la condición de víctima. La Profª Rabe, de la Universidad de Antioquia, planteó la cuestión desde un trabajo experiencial de la memoria de las víctimas, apelando a una memoria viva y activa, no sólo discursiva, acorde a los planteamientos de Walter Benjamin, frente a planteamientos de una memoria oficial, que suele ser cerrada y acaba estigmatizando indirectamente a la víctima. La memoria de las víctimas es siempre las de los olvidados, la que no tiene voz y hay que escuchar desde el silencio, el acompañamiento, y donde las experiencias comunitarias y narrativas o desde el trabajo artesanal y artístico cumplen un papel muy importante. 

En la sesión dedicada a Víctimas y verdugos, el Profesor José María Fernández-Martos habló de lo que él llamó “Minúsculos alivios para grandes descalabros”. Ofreció su testimonio, fruto del acompañamiento durante 54 años a mujeres presas en las cárceles. Comprende que la cárcel es el “punto limpio” de la sociedad, el lugar en el que desechamos lo que no cabe en ella o la ensucia. Las cárceles tienen que existir, pero hay que pensarlas mejor, para que realmente tengan una función social. En la segunda intervención, el Profesor Joan-Carles Mèlich planteó la posibilidad de elaborar “Una Ética desde las víctimas”. Señaló la importancia de rescatar los elementos presentes en la experiencia de las víctimas: el sufrimiento, la vergüenza, el daño, el silencio. Todos ellos ayudan a pensar la ética más allá del concepto de dignidad, que siempre ha dejado fuera a quienes no cumplen con la definición esencialista del concepto. En las éticas clásicas, los conceptos morales protegen a unos cuerpos y excluyen a otros. Una ética nacida de la experiencia del sufrimiento, la compasión, la bondad y la finitud, no depende de absolutos como el bien, la dignidad…, sino de la atención a la carne herida de las víctimas.

Todas las sesiones propiciaron un animado debate por parte de los asistentes. La tercera sesión se abrió con la exposición de las comunicaciones recibidas, que enriquecieron la discusión desde diversas perspectivas y también otras importantes áreas implicadas en el tema como el derecho, la crítica de la cultura o la educación, y renovando una y otra vez preguntas radicales en torno a la víctima, que de modo irreversible nos llevan a plantear cuestiones abiertas, que es como se llamó genéricamente la sesión de clausura. La Profesora María Prieto, de nuestra universidad, planteó una aclaradora visión de la Psicología del perdón, iluminada desde una amplia y dilatada labor de tratamiento terapéutico y de investigación. El perdón o el tema de la reconciliación puede quedar como sugerente umbral, necesario para víctima y victimario, también para la misma sociedad, más activa o más pasiva en los procesos de victimización, pero no están exentos de dificultades. La última ponencia, a cargo de la Dra. Graciela Fainstein (del Instituto de Filosofía del CSIC), planteó en este sentido, desde la fenomenología de Michel Henry las serias dificultades para hablar de una empatía profunda y real con las víctimas en su condición más cruda, apelando a experiencias que van más allá del plano de lo meramente inteligible o cognitivo y abriendo una interesante aunque no siempre fácil vía de lo emocional y lo expresivo como lugar de encuentro y construcción con la víctima.

La decana de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, la Profª. Dña. Susanne Cadera clausuró las jornadas valorando la urgencia y relevancia del tema abordado, y la necesidad de la cooperación para esto de la cooperación entre los diversos planos de experiencia y de estudio, destacando el diálogo y el aporte de la psicología, como en estas jornadas se había puesto de manifiesto, y de otras ciencias sociales; diálogo interdisciplinar que preside el espíritu de estas jornadas desde su nacimiento y de toda filosofía comprometida con su tiempo y con la condición humana en todos sus ámbitos..

Fuente: Universidad Pontificia Comillas 

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