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El consumo del cannabis- tabaco, una “puerta giratoria” que según los expertos se agrava por la falta de regulación

Cannabis

Según el Observatorio Español Sobre Drogas en los dos últimos años se ha incrementado en España el consumo de tabaco y de cannabis. Los datos reflejan que el 86.5% de los consumidores de cannabis también los son de tabaco.

Los expertos señalan que el uso terapéutico de medicamentos que contienen cannabinoides no debe equipararse con el uso del cannabis en ambientes recreativos, “no existe el porro terapéutico”.

Las últimas encuestas realizadas por el Plan Nacional Sobre Drogas alertan del repunte del consumo de tabaco y cannabis en España en los dos últimos años.

En concreto, los datos indican que el consumo de tabaco en los últimos 12 meses ha aumentado en estudiantes de 14 a 18 años de un 31.4% a un 34.7% y, de un 25.4% a un 26.3% el cannabis. Por su parte, en población de 15 a 64 años, el tabaco ha pasado del 40.2% al 40.9%, y el cannabis del 9.5% al 11%. Así, según los datos publicados, en 2017 se iniciaron en el consumo del cannabis 223.000 personas, de las cuales la mitad eran menores, los estudios sitúan la media de edad de inicio en el consumo de esta sustancia en España en los 14 años.

Binomio cannabis-tabaco y la ausencia de regulación:

El Dr. Víctor Villanueva, director del Máster Universitario en Prevención de Drogodependencias y Otras Conductas Adictivas de la Universidad Internacional de Valencia y coordinador del Grupo ÉVICT, integrado por expertos e impulsado por el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo y financiado por el Plan Nacional Sobre Drogas, advierte que “estos datos se explican por la existencia de una puerta giratoria entre ambas sustancias, dado que el consumo combinado de cannabis y tabaco a través de los porros es la forma más habitual de consumo del cannabis en Europa”, señalando que según los datos publicados por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones “el 86.5% de las personas consumidoras de cannabis también lo son de tabaco”.

En esta misma línea, el Dr. Villanueva subraya que numerosos estudios confirman que los menores que consumen tabaco precozmente incrementan la probabilidad del consumo posterior de cannabis, y viceversa. Concretamente, los consumidores precoces de cannabis (antes de los 17 años) tienen el doble de probabilidades de desarrollar dependencia a la nicotina que sus iguales no consumidores. Por este motivo, este experto de la Universidad Internacional de Valencia insiste en la necesidad de incrementar la diseminación de programas preventivos eficaces y la formación de los profesionales de la prevención “para evitar el inicio en el uso de estas sustancias, o bien retrasar su inicio y disminuir su frecuencia de uso”.

Asimismo, el Dr. Joseba Zabala, miembro igualmente del Grupo ÉVICT, señala como otra de las razones de este incremento del consumo de tabaco y cannabis “la insuficiente o inexistente regulación de ambas sustancias”, advirtiendo que “el consumo con elevadas concentraciones de THC (Tetrahidrocannabinol) incrementa la probabilidad de desarrollar dependencia. Es el consumo habitual o diario el que se asocia mayormente con los efectos perjudiciales, aunque el consumo esporádico también puede tenerlos.”

Ambos expertos, Villanueva y Zabala, advierten además que existen intereses compartidos entre las industrias del alcohol, el tabaco y el cannabis, poniendo como ejemplo de este binomio a la corporación Altria, propietaria de Philip Morris en EEUU, la mayor empresa tabacalera del mundo, “que ha comprado el 45% del productor de cannabis canadiense Cronos, reservándose derechos para llegar hasta el 55% y de este modo controlar la producción”. Un claro ejemplo de hacia dónde orientan su negocio, conocedores del nudo cannabis-tabaco. 

En este sentido, el Dr. Zabala insiste en la necesidad de “avanzar en la regulación de ambas sustancias aprovechando las directrices del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud y su Estrategia MPOWER igualmente aplicables al binomio cannabis-tabaco y que está integrada por medidas como Monitoreo (vigilancia el consumo de ambas sustancias); Protección a la población de los efectos nocivos del humo de los porros); Programas de ayuda para abandonar el consumo; campañas de información sobre los peligros del consumo; Prohibición de publicidad relacionada con la venta y cultivo de cannabis; y el aumento de la fiscalidad y precio”.

Fuente: VIU 

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