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España demuestra altos niveles de tolerancia y aceptación de la inmigración laboral

Un informe de Naciones Unidas pone de manifiesto que países como Tailandia, Turquía, España o Sudáfrica los nuevos destinos preferentes para las migraciones internacionales. A fecha de enero de 2019, el censo en España contabiliza 5.025.264 inmigrantes. Los dos principales colectivos son marroquíes (con 812.412 personas censadas) y rumanos (con 669.412 censados).

España tiene capacidad de atraer por igual a europeos que africanos y americanos, y no se puede resumir en unos pocos factores de atracción internos (burbuja inmobiliaria, crecimiento económico). Las turbulencias sociopolíticas en América Latina, la proximidad geográfica de Marruecos y de los países africanos, y los que vieron que vieron una oportunidad para el empleo hasta el estallido de la crisis son algunos de los alicientes para inmigrar a España.

España viene mostrando altos niveles de tolerancia y aceptación de la inmigración laboral, a pesar de que durante la crisis se han acrecentado ciertos temores acerca de la posibilidad de que los inmigrantes vayan a «quitar puestos de trabajo» y contribuyan al «descenso de los salarios». Aunque estas opiniones de intolerancia o ambivalencia son manifiestas en perfiles de ciudadanos de mayor edad, de nivel educativo básico, con cualificación laboral e ingresos bajos; ubicados ideológicamente a la derecha y con mayor práctica religiosa.

Aun así, en términos generales, el modelo de integración en España destaca por no haber generado una explosión de rechazo o de xenofobia social. Salvo en el último periodo electoral en el que VOX emerge en el renovado sistema de partidos, España sorprende durante muchos años por no respaldar electoralmente a partidos populistas xenófobos de extrema derecha mientras que éstos emergen con fuerza en otros países europeos.

La inmigración es un fenómeno social que se construye en la medida en que los discursos políticos, la cobertura mediática y la memoria social determinan la valoración que se hace de los inmigrantes. Los españoles muestran empatía por los inmigrantes, sobre todo, porque los españoles no son ajenos a la emigración como alternativa viable para superar las penurias económicas y políticas.

Muchos jóvenes tuvieron que emigrar como consecuencia de la crisis y la altísima tasa de desempleo juvenil. Es por ello que los españoles son tolerantes hacia la inmigración y las motivaciones que los impulsan a marchar de sus países: huelga ver la actitud con la que la opinión pública española se ha mostrado favorable a la acogida de refugiados a lo largo de los últimos años, a pesar de la actitud restrictiva de las elites políticas.

También la cobertura mediática construyó la idea de que la economía española necesita trabajadores inmigrantes, lo cual es innegable, ya que determinados sectores de la sociedad española se benefician de la flexibilidad laboral y disponibilidad para ofrecen los trabajadores inmigrantes, por lo que se hizo un esfuerzo para resaltar la contribución de la inmigración al crecimiento económico.

Esto explica que España no participara de la fiebre restrictiva que recorría Europa. España mostró más interés por la legalización de trabajadores inmigrantes, por el refuerzo en el control de entradas, y por la regularización de inmigrantes irregulares. De tal manera, España optó por admitir un número elevado de inmigrantes a la vez que les otorgaba derechos.

Fuente: «Análisis de la situación social de inmigración. Repercusiones en Europa y en España» de Iván Medina Iborra, colaborador de OBS Business School.

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