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La falta de coherencia política incrementa la vulnerabilidad del turismo en España

La relación recíproca entre turismo y cambio climático es de sobra conocida. La actividad turística genera gases de efecto invernadero, principalmente asociados al transporte aéreo, que intensifican el calentamiento global. Se necesitan, por tanto, estrategias que mitiguen el impacto del turismo sobre la actividad turística.

¿Cómo afecta el cambio climático al turismo?

Por otro lado, el cambio climático afecta a la actividad turística, tanto desde el punto de vista de la oferta, como de la demanda. Los destinos turísticos deben adaptarse a los nuevos escenarios climáticos para garantizar su sostenibilidad y su competitividad futura. Al mismo tiempo, las medidas de adaptación deben tener en cuenta las nuevas condiciones climáticas en los países de origen de los visitantes.

Raquel Santos Lacueva, profesora e investigadora de la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea y cofundadora de Santosantos Tourism Care, y María Velasco González, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, han publicado Policy coherence between tourism and climate policies: the case of Spain and the Autonomous Community of Catalonia. Aquí, analizan la coherencia entre la política turística y la política de cambio climático en España. Dada la heterogeneidad de la oferta turística en nuestro país, y las diferentes condiciones climáticas que cada actividad requiere, las investigadoras han acotado el análisis al turismo de sol y playa.

El turismo de sol y playa es uno de los atractivos fundamentales del destino España. Además, es una de las tipologías más vulnerables ante el cambio climático, tal y como reconoce el IPCC. De hecho, la Organización Mundial del Turismo califica la actividad turística en el Mediterráneo como altamente vulnerable ante el cambio climático.

De este modo, la estrecha relación que existe entre el turismo y el clima se intensifica al analizar el turismo de sol y playa en el Mediterráneo. Incluso cobra aún mayor relevancia en el contexto español donde el turismo representa el 11,7% del PIB, según los últimos datos de la Cuenta Satélite de Turismo en España referentes a 2017.

El turismo y el cambio climático son dos fenómenos transversales e interrelacionados que sobrepasan sus límites administrativos. Sin embargo, la investigación pone de manifiesto el desequilibrio existente entre ambas políticas. La atención que recibe el turismo en las políticas de cambio climático es mucho mayor que la atención que recibe el cambio climático en las políticas de turismo. Especialmente, la atención se concentra en las estrategias de adaptación, en vez de las de mitigación.

Igualmente, salvo excepciones, el asunto se trata de forma genérica y el conocimiento de los informes científicos no se transfiere completamente a las políticas de turismo y de cambio climático. Por tanto, se evidencia la necesidad de implementar acciones que mejoren la transferencia de conocimiento científico hacia el ámbito de toma de decisiones y formulación política.

En las políticas analizadas se han identificado cinco tipos de instrumentos en lo que respecta al turismo y al cambio climático: coordinación entre actores, investigación y producción de conocimiento, financiación, comunicación y concienciación, y herramientas orientadas a la implementación. La mayoría de los instrumentos se proponen desde las políticas de cambio climático y predominan los instrumentos de producción de conocimiento.

Finalmente, las autoras identifican diferentes formas de concebir la relación recíproca entre turismo y cambio climático, incluso dentro de un mismo documento. No obstante, prevalece la idea de que el cambio climático afecta al turismo, en vez de que el turismo contribuye al cambio climático. El cambio climático se considera mayormente una amenaza, y no tanto una oportunidad para el sector. Además, el problema se afronta con una perspectiva futura, más que considerarse una cuestión actual.

Los resultados muestran un amplio margen de mejora en el diseño de políticas. La incorporación de la cuestión del cambio climático a las políticas turísticas sería una oportunidad para incluir criterios medioambientales en pro de la sostenibilidad del turismo. Sin embargo, esto no siempre ha recibido la atención que requiere.

Adaptar la oferta turística al cambio climático fomentaría la sostenibilidad del turismo, favoreciendo la diversificación y desestacionalización de la actividad. Además, podrían reducirse los costes de actividad incorporando criterios de eficiencia energética como estrategias de mitigación. Al mismo tiempo, dichas estrategias contribuirían a mejorar la imagen del destino, en un contexto global en el que los viajeros están cada vez más concienciados y preocupados por las cuestiones climáticas.

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