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La importancia del «mentoring» en la empresa para retener talento

El mentoring, una palabra que parece que está muy de moda, pero que en realidad es un término muy viejo. José Vera, docente de RRHH en la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD ha explicado el origen de esta palabra, proveniente de la mitología griega.

El origen de la palabra mentor se encuentra en un personaje de la Odisea de Homero: Méntor, maestro de Telémaco, hijo de Hércules y sustituto suyo, como padre, durante su ausencia de Ítaca, para reforzar el papel de Penélope, madre del mencionado Telémaco.

La historia que nos cuenta Homero relata cómo al partir Ulises hacia la guerra de Troya éste escogió a Méntor como persona de confianza para cuidar de sus intereses y educar a su hijo Telémaco. Pero la Odisea comienza contando cómo la diosa Atenea –diosa de la sabiduría – adopta la forma de Méntor y acompaña a Telémaco en la búsqueda de Ulises.

Así, Méntor, sin saberlo,  estaba dando el nombre a un concepto esencial para las empresas de hoy en día.

Una vez puestos en contexto, la pregunta es: ¿qué papel juega el mentoring en las empresas para liderar equipos y retener el talento? El mentoring es el mecanismo por el cual una persona experimentada ayuda al desarrollo de otra con menos experiencia dentro de la empresa.

Por lo tanto, según Fernando Doral, docente del MBA de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD, estamos hablando de una figura que cumple dos funciones. La primera es didáctica, dado que el más experimentado enseña al otro técnicas, procedimientos, etc, mientras que la segunda es de visión: el mentor se propone como modelo en el que el otro puede verse reflejado. “Obviamente ese reflejo tiene que resultar atractivo, de lo contrario será un fracaso”, afirma Doral.

Para José Vera, el «mentoring» es una actitud personal e intransferible del «mentor» hacia el «mentee» (expresión inglesa para definir a la persona que recibe la acción de «mentoring»)

“Dicha actitud tiene mucho de generosidad, ya que su principal componente es el de guiar y transmitir información y conocimiento al «mentee», con el fin de facilitarle su adaptación a un nuevo entorno y capacitarle para su futuro desarrollo, tanto personal como profesional”, explica el docente de ENyD, José Vera.

Una empresa que dedica tiempo (y dinero) en la función de «mentoring» hacia empleados de nuevo ingreso, o en proceso de promoción profesional, “no sólo está facilitando el relevo generacional, sino que está desarrollando la cultura del trabajo compartido, del desarrollo de nuevos líderes y, por ende, la retención del talento al demostrar que es una empresa donde se trabaja a gusto y evita la tentación de probar otros entornos”, destaca Vera.

Mentoring Empresarial

El mentoring empresarial es una variante de las técnicas de desarrollo personal como pueden ser el mentoring clásico y el «coaching». Se trata de una adaptación de dichas técnicas del mentoring a un entorno más pragmático, más «tangible», en el que la veteranía, el conocimiento y la experiencia de generaciones anteriores, permiten la transmisión del conocimiento implícito y, sobre todo, la inclusión del recién llegado en la cultura, los principios y los valores de la empresa en la que acaba de ingresar.

José Vera lo califica como “una labor iniciática que facilita la adaptación del recién llegado a nuevos entornos”. Para Fernando Doral, el mentoring empresarial es lo mismo pero aplicado a la gestión empresarial. “Alguien con una trayectoria contrastada en el management de empresas, sirve como guía al equipo directivo de otra compañía, para poner a su servicio sus conocimientos adquiridos, mejores prácticas, modos de gestionar la evolución, etc…”

Saber elegir un buen mentor es fundamental, por lo que José Vera destaca una serie de principios a tener en cuenta para tomar una buena decisión:

  • Voluntariedad. No se puede forzar a nadie a que ejerza la labor de mentor.
  • Paciencia. No hay que olvidar que se trata del encuentro de dos generaciones distintas que van a entablar una relación de mutua confianza durante el período que dure el «mentoring».
  • Confidencialidad. Mentor y «mentee» van a pasar bastante tiempo juntos por lo que van a tener oportunidades de hablar de temas ajenos al propio trabajo.
  • Un factor muy importante por parte del mentor. El «mentee» debería estar ávido de conocimiento y experiencia y las nuevas generaciones lo quieren todo ¡YA!
  • Independencia entre ambos también puede ser fundamental, ya que dará un mayor grado de libertad a la hora de manifestar opiniones de cualquier tipo.
  • Generosidad. Un mentor tiene que ser muy generoso a la hora de transmitir información útil y conocimiento implícito al «mentee». Además, tiene que ser capaz de volcar todo su saber en el «mentee» si queremos conseguir innovación y progreso en la empresa y, sobre todo, facilitar la aparición de nuevos líderes. No sólo se trata de una relación de mutua confianza sino que el «mentee» tiene que admitir, de muy buena gana, la figura del mentor. En caso contrario, el esfuerzo del mentor no se verá recompensado y sería totalmente nulo.
  • Persuasión. Un mentor tiene que ser capaz de convencer al «mentee» a través del convencimiento racional, no por medio de la imposición de sus ideas o principios, que pueden ser muy distintos entre ambas generaciones. Se podría añadir el hecho de que no se debe descartar el rol de mentor en la figura del jefe; a veces no se dispone de suficiente plantilla como para separar ambos papeles (jefe y mentor), pero es muy recomendable que el mentor no tenga ninguna relación de dependencia con el «mentee».

Fernando Doral añade, en este sentido, que el mentor elegido “debe ser alguien que ha recorrido con éxito el mismo camino que pretende recorrer el mentorizado”. En segundo lugar, “debe tener muy buenas habilidades sociales y de comunicación”. Y por último, un requisito imprescindible que da al traste con todos los planes de mentoring de un montón de empresas, es que “no debe haber diferencia de nivel jerárquica entre mentor y mentorizado”.

Por lo que respecta a las habilidades de comunicación, se pueden (y se deben) trabajar y pulir. El mentor debe tener claro cuál es su papel, qué se espera de él, y hasta qué punto su desempeño puede ser decisivo en el desarrollo de otro que puede tener un potencial espectacularmente alto. Todo ello exige que la figura del mentor reciba toda la formación y el apoyo necesario por parte de la empresa.

El mentoring es una inversión para la creación de equipos, por lo tanto, si el mentor está bien escogido “va a funcionar como elemento cohesionador”. Como además se espera que ese patrón se reproduzca por parte de los mentorizados, “el resultado es muy positivo para la creación de equipos sólidos”, explica Fernando Doral.

Algunas empresas anglosajonas han desarrollado el concepto del gemelotwin«), como una especie de mentor joven. Se trata de un mentor de la misma generación del «mentee», con un poco más de experiencia y que, hace muy poco, ha pasado por la misma experiencia de nueva incorporación a la empresa. Para José Vera, esta costumbre puede tender a la generación de empleados «clónicos» debido a ese efecto de mimetismo o de tendencia al agrupamiento por similitudes propias de una generación. La diversidad genera talento e innovación.

Otras empresas, por su parte, han empezado a desarrollar el «mentoring inverso«, es decir, los nativos digitales ayudan a los más «senior» a adaptarse al uso de las nuevas tecnologías y a la digitalización del entorno de trabajo.

Pero lo que debemos tener claro es que un buen mentor no necesariamente tiene que ser un buen líder. Según concluye Fernando Doral, el liderazgo “no es una cualidad imprescindible”. Para el entrenamiento de los mentores, este docente es muy partidario de las técnicas participativas. Los «role playing», por ejemplo, “ayudan mucho a adelantarse a posibles situaciones de conflicto y ayudan a manejarlas cuando se presenten”.edn-logo

Pero el mentor, ¿nace o se hace? Según José Vera, el mentor “tiene que tener una serie de características innatas, pero otras se pueden adquirir. Posiblemente a través de la experiencia de haber tenido también, en su momento, un buen mentor”.

En definitiva, una buena planificación del mentoring permite el aprendizaje, la motivación y la retención del talento, algo que todo líder empresarial debe perseguir en su corporación.

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