Se abren las puertas del Hospital, entras como paciente. Llegas al área de admisión y un profesional te atiende, te toma nota y te invita a que esperes en la sala de espera. Mientras tanto, observas, cómo una persona limpia la sala y los pasillos, se esmera, realmente el suelo está reluciente.
Por fin, te llaman desde el altavoz, abres la puerta y accedes a una pequeña habitación donde una enfermera te pregunta qué te ocurre, te toma la tensión, la temperatura y, en definitiva, comprueba tu estado general. Te sientes más tranquilo:
-«Ya me ha visto un profesional sanitario», piensas.
En ese momento, te vuelven a llamar y pasas a la consulta del médico: analítica, pruebas, placas, radiografías, etc…
-¿Podría ayudarme alguien?, con la silla de ruedas no me hago, y me duele mucho.
-Por supuesto, ahora llamamos a un celador.
Llega un celador y te acompaña a la sala de Rayos, mientras tanto, te da un poco de conversación, estás nerviosa.
De repente, entras en círculo de pruebas y profesionales: técnicos superior en radiodiagnóstico, radiografías, patología, agujas, tubos de sangre, laboratorio…
-Te dejamos aquí unos días y seguimos haciéndote pruebas, te dice el especialista.
Subes a planta por los ascensores más alejados: el personal de mantenimiento está arreglando uno de los ascensores principales.
403, tu habitación. Te dan un pijama limpio y unas sábanas para que tu acompañante pueda dormir y pasar la noche.
La cena te la traen demasiado pronto, pero el día ha sido largo y se agradece: sopa de picadill
o y pescado al horno y de postre, macedonia de frutas. Te avisan que por la noche te traerán un vaso de leche…o lo que quieras y un auxiliar te dará algo para el dolor.
Tras pasar dos días en el hospital, te dan el alta, vuelves a pasar por administración. Es el principio y final de tu visita al hospital.
Los hospitales, pequeñas grandes ciudades
Aquí finaliza tu viaje por un hospital, has pasado por las manos de excelentes profesionales, sanitarios y no sanitarios. Te cuidan, te curan, te examinan, te analizan, arreglan, te alimentan, te asean, pero todos te ayudan a que te encuentres mejor.
Fuente: Cursos FNN
