La mecatrónica es una disciplina que combina las ingenierías de electrónica, mecánica, informática y de control. Su objetivo es mejorar los productos, sistemas y procesos industriales. Se aplica principalmente en la industria mecánica.
Esta disciplina tiene tres líneas de actuación principales. La primera, es la automatización de la maquinaria, con el objetivo de conseguir que los procesos productivos se agilicen y resulten confiables. En segundo lugar, está la creación de productos inteligentes que se adapten a las necesidades actuales de los consumidores. Y en último lugar, está la disciplina de buscar la armonización entre los componentes electrónicos y mecánicos de las máquinas.
¿Para qué sirve la mecatrónica?
La mecatrónica facilita las actividades que realizamos los humanos. Por este motivo, cada vez se van creando máquinas más complejas.
Un ejemplo práctico de este desarrollo lo encontramos en los robots. Son aparatos muy sofisticados capaces de realizar tareas cada vez más exigentes. Debido a la precisión y la versatilidad que incorporan en sus funciones, podemos encontrarlos también en los hogares, aspirando el suelo o preparando comidas.
El concepto está muy relacionado con el de Industria 4.0, también denominada Cuarta Revolución Industrial. Se refiere a que los centros de producción están evolucionando hacia fábricas inteligentes. De este modo, las factorías son capaces de efectuar una distribución más eficiente de los recursos, así como de aprovechar avances tecnológicos.
La labor de los especialistas en mecatrónica
Son múltiples las tareas que estos profesionales llevan a cabo. Entre estas, se encuentran las siguientes:
- Mantenimiento electromecánico de aparatos que lo precisen.
- Diseñar máquinas con sistemas de control automático.
- Planificación y ejecución del montaje de máquinas en un plazo determinado.
- Representación gráfica de los planos necesarios.
Para que puedas desenvolverte sin problemas, será fundamental que te formes para aprender robótica.
Algunos ejemplos de su uso en la industria
Hay muchas aplicaciones prácticas de esta ciencia en la industria actual. Podemos encontrar los siguientes usos:
- Los exoesqueletos. Son aparatos que fabricantes como Ford utilizan para equipar a sus trabajadores. Son trajes mecánicos que ofrecen al operario protección y apoyo a la hora de realizar movimientos de cargas o trabajar con herramientas pesadas.
- La realización de soldaduras y cortes metálicos. Esto se ve con frecuencia en la industria automovilística, donde enormes brazos robóticos llevan a cabo tareas pesadas y repetitivas con precisión y rapidez.
- Los robots colaborativos o cobots. Consiste en el desarrollo de robots especialmente diseñados para colaborar con el ser humano en sus tareas. Son capaces de detectar la presencia de una persona, haciendo uso de los sensores. Y se desactivan en el caso de que su actividad pudiera ser peligrosa para ella.
Lo que nos espera en el futuro
- Desarrollo de sensores, que permiten grandes avances en los procesos de control de calidad. Además, ayudan a separar los productos según este criterio.
- La impresión en 3D, ya que facilita la creación de piezas a demanda, de forma rápida y económica. Piezas con las que se pueden crear nuevas máquinas y reparar las ya existentes.
- Sistemas como las placas programables Arduino. Para ello, se utilizan plataformas de micro controladores de bajo coste, con gran potencia y facilidad de uso.
Fuente: Esneca Business School
