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Oratoria: estrategias para mejorar durante las videollamadas

No siempre es sencillo presentarse ante una audiencia, sea de forma presencial o digital. La aparición del COVID-19 y la pandemia declarada han propiciado que se utilicen medios digitales para mantener conversaciones, encuentros de trabajo y ponencias que también generan nervios.

En cualquiera de los escenarios es necesario contar con técnicas para hablar con propiedad, soltura y manejar distintos registros para poder ofrecer un discurso empático, efectivo y útil según los intereses de la persona y de los oyentes.

Es muy común que haya nervios y dudas al momento de realizar una presentación. Si a esto se agrega que las videollamadas distancian aún más al ponente de su audiencia, es lógico imaginar que las personas no se sentirán cómodas, algo que potenciará sus temores.

Sin embargo, esto no tiene por qué ser así ya que hay una serie de estrategias y herramientas que pueden utilizarse para mejorar la oratoria, más allá del recurso utilizado para presentarse.

Como tantas otras áreas, lo importante es trabajar sobre las fortalezas para que así tengan mucho más peso que las debilidades. No se trata de ser buenos o malos oradores; es cuestión de comprender que se puede evolucionar en esa área más allá del punto de partida. No se trata de un don; es una habilidad que se aprende y mejora a través del tiempo.

Para eso es importante, de la mano de una serie de ejercicios, fortalecer distintas áreas de la personalidad para que estas contribuyan al crecimiento de las capacidades oratorias. La confianza, la autoestima, la motivación y el espíritu de superación son valores clave que hay que mejorar para que impacten de manera positiva en el discurso de las personas.

¿Cuál es la importancia que tiene el discurso en la vida de la personas? Facilita la apertura de puertas profesionales y personales. Desde el apartado laboral, ofrece las siguientes ventajas:

  • Incrementa las probabilidades de avanzar en una entrevista laboral.
  • Contribuye a generar mayor credibilidad.
  • Favorece llamar la atención de forma positiva durante el trabajo.
  • Facilita la búsqueda y alcance de resultados favorables en cuanto a objetivos y metas.
  • Permite atraer más clientes.
  • Incentiva la confianza y la autoestima.
  • Ofrece seguridad al momento de presentarse ante audiencias.

En el campo personal, sus beneficios se ven reflejados de la siguiente manera:

  • Fomenta la integración entre los miembros de la familia.
  • Permite que las opiniones tengan mayor influencia en el núcleo familiar.
  • Incrementa la seguridad.
  • Contribuye a la construcción de una imagen positiva.

Cuando se trata de discursos y presentaciones, hay distintos factores que repercuten en la ponencia. El lenguaje corporal, el tono, el gesto, el manejo de la incertidumbre o las dudas de la audiencia, entre otros, afectan el rendimiento durante la ponencia.

¿Por qué hay nervios al momento de hablar en público?

Hay quienes lo definen como miedo escénico y hay quienes explican estos temores desde distintas cuestiones emocionales. En ambos casos se incluye el temor a exponerse en público, bien sea porque durante la infancia hubo alguna experiencia negativa o porque las características de la personalidad son más reservadas.

A medida que las personas crecen, generan distintas respuestas y reacciones ante diversos escenarios. Dentro de ellas se encuentran este tipo de conductas, condicionadas por la forma como los individuos se relacionan y manejan. Todo este proceso incluye a las emociones, por eso algunos experimentan temor, nervios y hay quienes se sienten más cómodos al momento de realizar una ponencia.

En esto también influye el contexto en el que se realizará la presentación. No es lo mismo hacerla ante un teatro lleno que a través de una videollamada. Sin embargo, en ambos casos es necesario manejar distintos recursos para reducir la influencia del entorno y de las emociones en las distintas capas del discurso.

Se trata, entonces, de reconocer si el contexto es amable, complicado, si requiere un lenguaje más técnico que otro o, por el contrario, no lo amerita. Estos son solo algunos ejemplos de las variables que hay que manejar para realizar una buena ponencia. ¿Por qué? Porque estos factores generan ansiedad, nerviosismo, bloqueos emocionales que influirán de forma negativa al momento de hablar y expresar corporalmente lo deseado.

Esto permite tener más confianza y certeza en relación con la ponencia. Al momento de hacerlo a través de una videollamada hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Tener los recursos tecnológicos necesarios para hacerla.
  • Armar un discurso con el que la persona se sienta cómoda.
  • Buscar la mejor plataforma para realizarla.
  • Contar con respuestas de autogestión emocional al momento de exponer.
  • Mantener la calma: en el peor de los escenarios, si los nervios influyen demasiado, se puede reconocer como una oportunidad para aprender del proceso.
  • Procurar disfrutar de la actividad, conformando un discurso que genere comodidad.

Estos son aspectos generales. Sin embargo, si se desea profundizar sobre estas cuestiones, hay que tener en cuenta lo siguiente:

Ser conscientes de la activación emocional y ansiedad que generan este tipo de ponencias. Si es mayor o menor, actuar con base en esto. Así se podrá prevenir alguna clase de descontrol, reconociendo cómo influye la actividad en el cuerpo (se puede presentar sudoración, taquicardia, dificultades para respirar…). Reconocer este tipo de factores facilitará su manejo.

Gestionar las ideas que manejamos sobre nosotros mismos. Estas, en muchos casos, suelen ser negativas. Es cuestión de tratarlas, de no darles demasiada importancia, y enfocarse en las fortalezas para desarrollar una buena presentación, tanto en público como a través de videollamadas u otras plataformas. Es, en esencia, un ejercicio de fortalecimiento de la autoestima y las habilidades propias. Generar una actitud proactiva y constructiva en relación con sí mismos ayudará en todo este proceso.

El manejo del cuerpo. Esto se conoce como lenguaje corporal porque, al momento de sonreír, por ejemplo, se transmite una emoción; cómo se mueven las manos, cómo se desplaza la persona en el escenario, cómo usa los recursos con los que cuenta en tarima también transmiten información, forman parte de la experiencia que se está generando a través de la ponencia. Por tanto, es necesario tener control sobre estos aspectos y usarlos a favor. En el caso de las videollamadas también influye la posibilidad de compartir documentos y presentaciones a través de las cuales guiar el discurso que se ha conformado.

Como se sugirió previamente, es necesario tener un discurso estructurado. ¿De qué se trata? Consiste en saber sobre qué se expondrá, cuáles son los puntos clave, cuáles frases o aspectos no pueden faltar. Dar coherencia y sentido a estos aspectos es esencial porque contribuyen a generar comodidad y seguridad al momento de hablar. Si, además, se pueden ensayar previamente, mucho mejor. Una de las recomendaciones clásicas es hacerlo ante un espejo para evaluar y mejorar la relación con la imagen propia. En el proceso también es importante prestar atención al tono, si es muy alto o bajo, para dar con un punto medio que favorezca la proyección de la voz.

Ensayar y practicar. Los nervios y el temor durante las primeras experiencias son normales. Se trata, entonces, de aprender a minimizarlos. Para eso es recomendable practicar, exponerse ante distintas audiencias y, así, ir mejorando. Mientras más frecuentes sean las presentaciones y la autoevaluación que se realice sea más amplia, mayores beneficios se irán generando. La persona ganará en confianza, se sentirá más cómoda consigo misma y podrá sumar nuevas estrategias al momento de presentarse. En todo este camino es recomendable tener en cuenta la opinión externa, consultando a personas que estuvieran presentes para tener en cuenta sus puntos de vista en relación con aspectos que puedan mejorar.

Además de lo anterior, es recomendable hacer cursos de oratoria para fortalecer otros aspectos y contar con la enseñanza y el criterio de profesionales del campo. Si es posible realizar estas capacitaciones de forma presencial, mejor, porque seguramente la experiencia será más rica; sin embargo, también hay opciones online que son muy útiles, en especial en este contexto condicionado por la aparición del COVID-19.

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