No es ninguna novedad que los datos demográficos que España viene arrojando desde hace varios años muestran una población envejecida que se afianza progresivamente.
Esta tendencia tiene, por supuesto, muchísimas consecuencias, pero lejos de hacer un balance de cómo puede este hecho afectar a la política, la economía o cualquier otro ámbito social, hagamos una lectura cultural.
A lo largo de la historia han sido diversas las culturas que han venerado y rendido culto a la longevidad. No es difícil imaginar porqué ha sido así y es que los mayores, con toda la experiencia acumulada a lo largo de los años, se han convertido en abanderados de la sabiduría y en fuente de grandes consejos.
Sin embargo, en la actualidad, aprender de nuestros mayores es un privilegio que no está al alcance de todos ya que los ritmos de vida nos imposibilitan, cada vez más, pasar tiempo con ellos.
Son pocos los afortunados que han logrado convertir este privilegio en profesión e invierten su tiempo en atender a los más mayores desde la rama de la geriatría.
Además de los estudios universitarios que nos permiten acceder a esa rama de la medicina que centra sus esfuerzos en la atención a los ancianos, cabe la posibilidad de formarse mediante un FP de grado medio y cursos de Atención a personas dependientes.
Las competencias parecen obvias, centrarse en el cuidado de los pacientes geriátricos, sin embargo, la gran labor de estos profesionales va mucho más allá de asistir a los enfermos.
Los centros educativos dotarán de conocimientos sobre las diversas enfermedades asociadas a la edad, sobre los cuidados básicos que se deben llevar a cabo sobre el paciente y el procedimiento de actuación en el día a día. Pero, para trabajar con ancianos, uno debe cumplir unos requisitos humanos que nada tienen que ver con la formación y con las habilidades reflejadas en un diploma.
Hablamos de empatía, calidad humana, paciencia, pensamiento positivo, regulación emocional y un amplio abanico de cualidades.
Las diversas salidas laborares y la creciente demanda, convierten esta especialidad en una apuesta de futuro con garantía de éxito.
Y si lo tuyo no es la geriatría pero te encanta la sensación satisfactoria de ayudar a los demás desde la rama de la salud, quizá te puedan interesar aquellos que atañen a la inmediatez de la ayuda en emergencias y primeros auxilios o a los cuidados especiales a enfermos en su propio domicilio.
