La dorsalgia es un dolor entre la región lumbar y la zona torácica. El dolor se puede sentir en un lado de la espalda o en ambos. La causa de este dolor se puede dar por malas posturas y afecta a más de la mitad de la población adulta. Sigue leyendo este post para conocer más acerca de esta patología.
Existen dos tipos de dorsalgia
Dorsalgia rígida: suele darse en personas mayores y con artrosis.
Dorsalgia flexible: en espaldas que carecen de curvatura o insuficiencia ligamento-musculares.
Adicional a esto, se puede distinguir entre:
Dorsalgia mecánica: los dolores son más intensos de día y durante las actividades.
Dorsalgia inflamatoria: los dolores son más fuertes al final del día o de la noche y disminuyen con los primeros movimientos de la mañana.
Causas
La dorsalgia no tiene una única causa, es una recopilación de varias causas que pueden ser:
- Deformidades o problemas congénitos, como la escoliosis.
- Malas posturas durante mucho tiempo.
- Estrés continuo y somatización emocional (dolor emocional que causa dolor físico).
- Enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide.
- Fracturas espontáneas (osteoporosis).
- Esfuerzos violentos, caídas o golpes directos.
- Factores fisiológicos, como la descalcificación.
- Hernias discales o procesos degenerativos.
- Exposición al frío.
Síntomas
Se puede detectar una dorsalgia cuando exista un dolor agudo en la zona superior de la espalda, entre los omoplatos. Normalmente duele más en la noche cuando se está descansando. Y el alivio solo llega cuando el paciente presiona la zona con fuerza.
Se recomienda acudir al médico en caso de que el dolor se incremente en un largo periodo de tiempo.
Tratamiento
Lo más importante en caso de sufrir este dolor, es aliviarlo lo más pronto posible, ya sea con antiinflamatorios o acudir a un fisioterapia para realizar actividades e intentar mejorar y corregir la postura. Adicionalmente, es aconsejable mejorar la postura al caminar y al sentarse.
Los tratamientos más usuales que se llevan acabo para tratar esta patología son:
- Masajes descontracturantes: se realizan maniobras relajantes que van desde el cuello hasta los hombros y las lumbares, haciendo hincapié en los puntos de dolor. Se realizan presiones y fricciones más profundas, seguidas de movilizaciones pasivas o vibraciones combinadas con la respiración.
- Estiramientos de las cadenas musculares cruzadas.
- Terapias con calor: se usan infrarrojos o lodos marinos como adición para aliviar el dolor. Puede aplicarse localmente (en la parte donde se enfoca más el dolor) o general (cuando el dolor se propaga).
- Osteopatía y técnicas manuales.
- Punción seca: sirve para localizar y tratar los puntos gatillo.
- Laserterapia: se utiliza en los casos más delicados.
- Talasoterapia: se aplica agua del mar como elemento terapéutico y a través de ejercicios, como el aquagym o la terapia acuática asistida.
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