Conducta Suicida

Entre otros:

El objetivo fundamental del máster es que el alumnado adquiera las competencias suficientes para que esté capacitado para detectar y abordar la conducta suicida.
Entre ellos:

Saber evaluar debidamente la conducta y el riesgo suicida. Para ello, se le forma en entrevista clínica, en escalas de evaluación, en detección de factores de riesgo, protectores y precipitantes y en otras áreas que requieren para la adquisición de una adecuada competencia evaluadora.
Saber intervenir sobre esa conducta suicida para que desaparezca o, al menos, disminuya en frecuencia y/o intensidad. La adquisición de esta competencia es algo complejo, por lo que el grueso del programa docente está destinado a ello, desde un enfoque interdisciplinar (intervenciones médicas, de enfermería, psicológicas e, incluso, desde los cuerpos de bomberos) y abarcando diferentes etapas vitales y grupos de riesgo.
Es fundamental adquirir competencias postventivas, más allá de la prevención y la intervención. sobre todo en momentos en los que se ha producido un intento grave y en aquellos casos en los que se ha consumado, debiendo atenderse las necesidades de las personas que sobreviven a la persona suicida. Estas habilidades también se abordan en la última parte del curso.
A través del trabajo fin de curso se capacita al alumnado para que adquiera las competencias necesarias para elaborar un programa o protocolo de prevención del suicidio. Esta competencia es básica si lo que se pretende es liderar un abordaje global del problema, que comprometa a otros profesionales del entorno laboral del/la estudiante, donde pueda llevar a cabo la competencia adquirida, participando así también del objetivo último del programa docente: reducir la conducta suicida en el ámbito en el que se desenvuelve profesionalmente su alumnado.