Escuela De Padres

En un ambiente distendido y participativo, reflexionamos sobre la necesidad de equilibrar ternura-afecto, con autoridad y límites a la hora de educar a nuestros hijos. Amar a un hijo significa saber decir “NO” en un determinado momento, al tiempo que se le trata con ternura; acompañarle y valorarle sin perder la autoridad necesaria como padres.
Nuestros hijos, desde el momento de su nacimiento hasta los 6-7 años, se enfrentan a la etapa de mayor desarrollo cognitivo del ser humano. Durante estos años van adquiriendo herramientas emocionales con las que se manejarán en el mundo adulto, y que les proporcionarán felicidad y seguridad en sí mismos. Nuestra labor como padres es facilitarles este trabajo.

Los asistentes a nuestra Escuela de Padres comparten dudas e inquietudes, enriquecíéndose mutuamente con su participación.    Durante la Escuela de Padres hacemos un recorrido por estas etapas evolutivas, deteniéndonos en las necesidades educativas y afectivas que el niño presenta en cada momento, y dando pautas claras para que madres y padres favorezcan el desarrollo de fuertes cimientos emocionales en sus hijos.

Por ejemplo, en la primera sesión hablamos sobre el componente natural y el componente adquirido en la personalidad de nuestros hijos (¿con qué nacemos, qué es lo que aprendemos, qué influencias tiene la vida intrauterina, y la adolescencia?) el papel de la madre y del padre en todo el desarrollo evolutivo (¿los niños buscan lo mismo en el padre y en la madre?, ¿y qué ocurre en las familias monoparentales o con una de las dos figuras ausente?) y nos centramos en los tres primeres meses de vida de nuestro bebé, momento en el que debe desarrollar el Sentimiento Básico de Confianza en la Existencia.