Tabaco, Salud y Sociedad

Directores: José Luis álvarez-Sala Walther, jefe de Servicio de Neumología, Hospital Clínico San Carlos; director del Departamento de Medicina, Universidad Complutense; presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR); vicepresidente del Comité ético de Investigación Clínica de la Comunidad de Madrid; Académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina

José Luis Viejo Bañuelos, doctor en Medicina jefe de Servicio de Neumología, Hospital General Yagüe de Burgos

Coordinadores: Emilio Vargas y Fernando Marco

área: Ciencias de la Salud

Patrocinador: Industria Farmacéutica PFIZER

El tabaquismo es un problema de salud pública en todos los países del mundo, en los que la principal causa de enfermedades y de muertes evitables. Muchas de estas muertes son, además, prematuras y hacen que el promedio de vida de algunos fumadores se reduzca en 10 o 15 años. En conjunto, la tasa de mortalidad de los fumadores triplica a la de los no fumadores, lo que hace que un 30 a 35% de los primeros fallezca antes de cumplir los 65 años. El tabaco ocasiona anualmente unos 60.000 fallecimientos en España -el 16% del total de las personas mayores de 35 años- y unos 4.500.000 en el mundo. Se estima que esta última cifra puede llegar a los 10 millones en el 2020. El tabaco es responsable, en la actualidad, de más muertes que las que originan, considerados de forma conjunta, el alcohol, las drogas, los accidentes de tráfico, lo incendios, los homicidios, los suicidios y el síndrome de inmunodeficiencia humana.

Y esto es así, en primer lugar, porque la prevalencia del tabaquismo es muy grande. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo existen más de 1.100 millones de fumadores activos, es decir, aproximadamente la población con más de 15 años de edad. En España, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud, que se refiere al 2003, fuman unos 12 millones de personas, esto es, un 32% de los individuos con más de 16 años. Estos porcentajes son los más altos de la Unión Europea. La mayor prevalencia de esta drogodependencia se encuentra en los adolescentes y en los jóvenes, con un 50% de fumadores en el grupo etario comprendido entre los 16 y los 25 años. En concreto, las jóvenes españolas son las europeas que más fuman y en ellas la frecuencia del hábito tabáquico se ha triplicado en los últimos 20 años. Por desgracia, también la edad media de inicio en el hábito tabáquico ha sufrido un progresivo descenso, para situarse actualmente en España por debajo de los 13 años.

Y es también, en segundo lugar, porque las enfermedades directamente relacionadas con el tabaquismo son numerosas y graves. Muchas de ellas son evitables, retrasables o mitigables si se abandona el hábito tabáquico. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, por ejemplo, aparece en un 15 a 20% de los fumadores y su morbimortalidad es muy importante. Es España afecta a un 9,1% de la población mayor de 45 años. El tabaco es también la causa de casi un 90% de los cánceres broncopulmonares, que a su vez constituyen un 30% de las neoplasias en el varón y que también son ya muy frecuentes en la mujer. El tabaquismo es, además, un factor causal de primer orden, en ambos sexos, en otros muchos tumores, como los de laringe, esófago, cavidad oral, vejiga, etc. Diversos trastornos cardiovasculares, como la cardiopatía

isquémica, los accidentes cerebrovasculares y las arteriopatías periféricas, tienen asimismo un relación etiológica directa con el consumo del tabaco Tampoco puede olvidarse la repercusión del hábito tabáquico sobre
el embarazo, el parto y el puerperio, ni el impacto del humo del cigarrillo sobre el fumador pasivo. Por último, conviene señalar que los costes sanitarios, familiares y sociales derivados del consumo de tabaco son muy elevados. A este respecto baste con señalar que el gasto directamente ocasionado por las enfermedades atribuibles al tabaco había superado, en el 2001, los 3.500 millones de euros (más de 600.000 millones de pesetas).

A la vista de estos datos no puede sorprender que la OMS haya definido al tabaquismo como una enfermedad crónica adictiva, que necesita ser reconocida para evitar sus catastróficos efectos sobre la salud. Tampoco puede extrañar que este organismo aprobara, en mayo del 2003, el “Convenio marco para el control del tabaco”, al que se adhirieron los 192 países miembros de la organización y que España ratificó en noviembre el 2004. Como consecuencia, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha puesto en marcha la “Ley de prevención del tabaquismo”, que debe desarrollarse a partir del 2005. Los objetivos de esta ley se cifran en proteger a las generaciones presentes y futuras contra las consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas derivadas del tabaquismo, a través de reducir sustancialmente su consumo y la exposición ambiental al humo del tabaco (prohibición de la publicidad, política fiscal de precios, impedimento de la venta a menores, control del contrabando, protección de los no fumadores, tratamiento de la dependencia, etc.).

En este marco se inserta el curso que se propone, cuyos objetivos específicos se dirigen a cubrir los siguientes aspectos:

1) analizar las repercusiones del tabaquismo sobre la salud pública y su importancia actual en la aparición de enfermedades en el individuo;
2) debatir sobre las consecuencias ambientales del tabaco;
3) revisar la utilidad y los posibles efectos de las medidas legislativas aprobadas recientemente por la administración sanitaria española y mundial;
4) diseñar iniciativas sanitarias y sociales que pudieran ponerse en marcha para combatir más eficazmente el tabaquismo; y
5) influir en los médicos, los poderes públicos, los medios de difusión y la población en general para que se reconozca plenamente que la prevención y el tratamiento del tabaquismo son actividades enormemente eficaces y rentables que deben potenciarse al máximo por su decisiva repercusión sobre la salud de todos.