Postgrado en Gestión Clínica

Nuestra profunda crisis económica y financiera, el crecimiento del gasto sanitario público por encima del crecimiento de la economía, la caída de tributos públicos y el aumento de las expectativas de los ciudadanos han generado una tensión en la gestión como no se había vivido nunca. Si queremos que lo público prevalezca ha de disminuir el peso de la ineficiencia de las decisiones públicas. Si no fuera así, la frontera de lo que podría hacer el Estado se desplazará al mercado, y habrá que asumir pérdidas en bienestar social y de equidad que se podrían haber evitado.

Adicionalmente, hemos de persuadir a los clínicos a que tengan comportamientos eficientes donde la adecuación en el uso de los recursos existentes, que si siempre son escasos pero hoy mucho más, sea moneda común. La solución duradera está en manos del clínico y en su implicación en la gestión activa y racional de los recursos dedicados al funcionamiento de los centros sanitarios, tanto de atención primaria como hospitalaria. La gestión clínica participa de la integración armónica y no aversiva de las actividades de gestión en la práctica clínica diaria de los profesionales sanitarios. Los profesionales sanitarios y no las estructuras, son los que consiguen la satisfacción del paciente. Los estamentos gestor y clínico, cada vez más, deben interesarse por los procesos asistenciales y por el producto final de los centros sanitarios, la mejora de los resultados clínicos. En este escenario es prioritario que la formación cubra las áreas relativas de la gestión clínica que doten de habilidades tales como: organizar una unidad clínica, saber buscar los recursos adecuados, seleccionar a los mejores colaboradores, transmitir el estímulo intelectual para el trabajo en equipo, organizar estructura, personas y presupuestos de los servicios y finalmente liderar a profesionales altamente cualificados, que son sus iguales, con eficacia y armonía.
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