Además de la formación no reglada en pilates, los instructores pueden regularizar su formación con un certificado de profesionalidad oficial del SEPE que les permita avalar sus conocimientos de cara a trabajar en centros especializados, gimnasios y afines. Algunos de los más relevantes son:
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AFDA0110: Acondicionamiento físico en grupo con soporte musical (nivel 3)
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AFDA0210: Acondicionamiento físico en sala de entrenamiento polivalente (nivel 3)
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AFDA0311: Instrucción en yoga (nivel 3)
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AFDA0211: Animación físico-deportiva y recreativa (nivel 2)
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AFDA0511: Operaciones auxiliares en la organización de actividades y funcionamiento de instalaciones deportivas (nivel 1)
Además, existe la opción de los certificados oficiales federados que al menos en el caso de España, están avaladas por la
Federación Europea de Fitness y Pilates (FPEF), que a partir del 2018 pasó a ser la
Federación Española de Fitness y Pilates,
o por la
FEDA - Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness.
Por otro lado, también existe la certificación de Entrenador Personal otorgada por la NSCA (NSCA-CPT), una certificación destinada para aquellos profesionales del deporte y la actividad física, que acreditará tus conocimientos sobre salud y fitness, tu capacidad de diseñar programas físicos adaptados a las necesidades de tus alumnos y la promoción del deporte como elemento fundamental de bienestar. Esta certificación es la primera en su tipo homologada por la
National Commission for Certifying Agencies (NCCA).
Además de las acreditaciones que ofrecen los cursos homologados de pilates, las formaciones especializadas en pilates suman y pesan a la hora de ofrecer un mejor servicio como guía y profesor, y al mismo tiempo amplían tu visión y conocimiento de esta práctica. Por ejemplo, no será lo mismo impartir una clase de pilates para alumnos regulares que diseñar una sesión de
pilates para embarazadas
, cuyos cuerpos gestantes exigen rutinas y movimientos diferentes que no pongan en riesgo la salud de ninguno de los dos.