Cuando se trata de enfermedades que afectan a los niños, suele haber mucha incertidumbre tanto en padres como en docentes. Se integra a ambos porque, si bien tienen roles distintos, están en constante interacción con los pequeños. Una de esas enfermedades puede ser la dislexia infantil. En este caso, un diagnóstico temprano es clave para que no afecte de manera significativa el desarrollo del niño.
Dicho lo anterior, a continuación se describen aspectos importantes al momento de abordarla.
Dislexia infantil: ¿Qué es?
La dislexia infantil es un trastorno del aprendizaje. Se define de esta manera porque las personas que la padecen tienen dificultades para leer, por ejemplo, algo que condiciona su experiencia del conocimiento. A esto se suman otros inconvenientes, como la dificultad al momento de identificar un sonido del habla, algo que afecta la relación entre letras y las palabras. Por tanto, se estima que el niño que la padezca experimentará problemas relacionados con la lectura, la escritura y al hablar (aunque este último no siempre ocurre).
Hay que tener en cuenta que la dislexia tiene un amplio abanico de niveles de gravedad. El niño, dependiendo del caso, puede pasar por ellos en diversas etapas. Por eso se insiste en que saber detectarla a tiempo es algo clave para tomar las medidas adecuadas y evitar que lo afecte de manera más severa.
¿Cómo se detecta?
Por lo general, es el profesor quien reconoce cuando un niño está experimentando dislexia. Esto no tiene nada de malo, todo lo contrario: es lo más lógico. Como el docente suele ser quien le enseña a leer y a escribir, es quien reconoce si el niño está experimentando dificultades o no.
Sin embargo, hay distintos momentos en los que los padres también tienen que estar atentos:
Previo a la escuela
Cuando el niño tarda en hablar o le cuesta aprender nuevas palabras, puede estar experimentando dislexia. Esto se puede notar durante sus primeros años de vida, antes de ingresar a la escuela. ¿Qué método se puede utilizar para reconocer estas cuestiones? Las canciones infantiles. Por lo general, son pegadizas y fáciles de aprender. Si el niño experimenta problemas, puede que sea conveniente buscar ayuda profesional.
En la escuela
Además del ejemplo inicial mencionado, también puede manifestarse cuando al niño le cuesta procesar y comprender aquello que se le dice, como instrucciones o explicaciones; a esto se suma que puede que le cueste recordar secuencias, establecer diferencias y similitudes entre las letras y las palabras. Algo que también puede ayudar a reconocer si el niño está experimentando esta enfermedad es su ortografía, ya que les cuesta escribir de manera correcta.
¿Qué se hace luego del diagnóstico?
La dislexia infantil no está relacionada con que el niño sea más o menos inteligente; en todo caso, condiciona sus capacidades, para no las reduce. Se trata, entonces, de fomentarlas de una manera distinta a la de otros niños. Esa variación en el método de aprendizaje le facilitará muchas cosas.
Es importante hacerle saber al niño, de forma honesta, que no sufre nada grave y que la dislexia infantil no le hace menos que sus compañeros de aula. A partir de acá, se comienzan a practicar otros métodos que lo ayudarán a mejorar en los aspectos mencionados. Ese balance entre apoyo emocional, revisión de los métodos de aprendizaje, compromiso y disciplina, le ayudará y contribuirá a que la dislexia infantil no se siga viendo de forma estigmatizada.
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