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¿Qué quieres estudiar?

Cómo ponerse a estudiar después de un tiempo sin hacerlo

Eso de “nunca es tarde” sirve también en el ámbito académico: muchos alumnos desean volver a estudiar después de haber estado bastante tiempo sin hacerlo, bien porque inicien una formación que siempre les interesó, bien porque quieran aprobar un examen que les abra las puertas a otras posibilidades profesionales. Re-adaptarse al ritmo estudiantil puede hacerse sin demasiado esfuerzo.

Piensa en el objetivo y asume los cambios

La fuente de motivación principal para cualquier estudiante, tenga la edad y las circunstancias que tenga, es la consecución de un objetivo. No puede ser este un objetivo a corto plazo, tiene que ser una meta concreta en el largo plazo. Por ejemplo, “acceder a la carrera de Psicología”, “aprobar la prueba de acceso para poder hacer la oposición de Policía”, etc. Tener muy claro cuál es el objetivo le da al alumno la confianza que sólo un plan bien estructurado puede dar. 

Sin embargo, para poder conseguir el objetivo es necesario generar una estrategia, y dicha estrategia muchas veces consiste en hacer cambios en la rutina. El éxito vendrá de la mano de una buena planificación en la que, con total seguridad, el alumno deberá dejar fuera, provisionalmente, otras cosas. Asumir, por tanto, los cambios que uno va a tener que realizar en pro de un objetivo más elevado es totalmente fundamental para conseguir la fuerza de voluntad que se requiere para poner, de nuevo, a estudiar. 

Una buena planificación es fundamental

Seguro que el alumno debe hacer ajustes en su rutina si desea ponerse a estudiar de nuevo, pero tampoco debe convertirse en un ermitaño que se dedique exclusivamente a estudiar. Todos los estudiantes, del perfil y edad que sea, requieren una planificación que les permita organizar el tiempo del que disponen sin dejar de lado radicalmente otras cuestiones. Hay tiempo para todo si uno sabe cómo organizarse. Por tanto, el primer punto de una buena organización es generar un horario acorde a la realidad. No sirve si sobre el papel tenemos 15 horas de estudio semanales cuando en la realidad son 5. Es mejor ser honesto a la hora de ejecutar la planificación, saber de antemano que los viernes por la tarde o los domingos por la mañana no vas a tocar un libro, y a partir de ahí generar una organización real. 

Además, es contraproducente hacer las cosas rápido. Si el alumno quiere prepararse bien una prueba, la que sea, es necesario contar con capacidad de previsión, por lo que no es posible hacerlo en dos meses. La estimación es que se necesitan aproximadamente 10 meses para preparar correctamente cualquier examen. 

Tú sólo no siempre podrás

Muchas veces escuchamos a los alumnos decir “esto me lo estudio por mi cuenta” o “este bloque me lo preparo yo”. Esto no funciona: y no porque el estudiante no se ponga a ello, no porque no se implique. El problema radica en que siempre debe haber alguien que corrija el trabajo. En todos los casos. Por ejemplo, preparar la parte de Literatura de un examen de Lengua Castellana y Literatura parece una cosa baladí: uno busca los apuntes, se los estudia y listo. Pero ¿y si los apuntes están incompletos? ¿y si la redacción tiene algún error ortográfico? ¿y si tu redacción está desorganizada?. Aunque sólo sea por una cuestión de forma, es necesaria la ayuda de alguien que audite tu trabajo. Siempre debemos aspirar a la perfección. 

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