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Inteligencia emocional: qué es y cómo cultivarla en la infancia

Ilusión, esperanza, alegria, gozo. Estas son algunas de las muchas y buenas sensaciones que un ser humano puede experimentar a lo largo de su día. Pero, junto a sentimientos positivos, hay también emociones como la ira, la frustración y el enfado que se pueden experimentar en algunas circunstancias.

Para poder comprender todas estas emociones y ser capaz de gestionarlas es importante la inteligencia emocional, no solo en el hogar sino que también en el colegio. Pero, ¿por qué es tan importante?

La formación en inteligencia emocional es importante para personas de todas las edades. Y, en particular, ayuda los más pequeños a descubrir, comprender y gestionar diferentes realidades emocionales.

Cómo educar con inteligencia emocional

En el campo de la inteligencia emocional, uno de los autores más destacados, Daniel Goleman, afirma la importancia de esta en relación con el propósito de la felicidad. Según esta teoria, el ser humano no solo piensa y reflexiona sobre lo que vive, sino que también siente y experimenta emociones y sentimientos diferentes.

Durante la infancia, es especialmente importante reforzar este aprendizaje. Durante los primeros años, de hecho, los niños son más receptivos para el aprendizaje, no solo de los idiomas o de las matemáticas, sino que también para adquirir competencias relacionadas a la inteligencia emocional.

Pero, ¿cómo se desarrolla la inteligencia emocional en los niños? 

A continuación, descubrirás cómo podemos guiar a los niños a lo largo de este aprendizaje y la importancia de detalles que pueden resultar de utilidad para enseñar pautas de inteligencia emocional ¡Sígue leyendo!

Lectura

Los libros infantiles, así como los cuentos, se enfocan en historias que conectan con el punto de vista infantil. En estas, los protagonistas son personas o personajes con los que el niño se pueda identificar. De esta forma, animar los niños a la lectura favorece a alimentar la comprensión lectora y los educa a través de la literatura.

Para animar los niños a la lectura sería buena idea, por ejemplo, visitar con ellos librerías especializadas e intentar contagiarlos con la afición por la literatura a través de los cuentacuentos organizados por las bibliotecas infantiles de los barrios. 

Esta es una fórmula de inteligencia puesto que aporta valores y, al rededor de esta temática literaria, se pueden concretar fórmulas específicas.

Cine infantil

La narración de historias en un lenguaje audiovisual que, al igual que la lectura es un medio educativo, también integra el valor de las emociones mediante, por ejemplo, el lenguaje del rostro.

Por medio de la lectura de críticas cinematográficas, reseñas, la visualización del tráiler de una película y opiniones de otros espectadores, es posible seleccionar títulos recomendados para niños de diferentes edades. ¡Es tan fácil como aplicar esta idea mientras se disfruta de la programación televisiva en familia!

Al compartir con los niños este contenido audiovisual, los ayudarás a reforzar el diálogo al rededor de los aspectos más destacados de la historia. 

Refuerzo de los vínculos familiares

Dentro de la vida de cada niño, hay personalidades importantes como los abuelos, los primos o los tíos. Por esta razón, es importante potenciar la comunicación con los familiares que viven lejos. De esta forma, se crea un espacio de encuentro habitual en donde los niños aprender a intender, a través de imágenes de su cotidianidad que toman como referencia, todo lo que forma parte de su vida diaria.

Siempre cuando sea posible, sería importante durante este proceso evitar los dispositivos tecnológicos y favorecer las conversaciones en familia.

Contacto con la naturaleza

Uno de los lugares favoritos a cada edad y donde podemos conectar con la realidad que nos rodea es la naturaleza.

La conexión con la naturaleza es un propósito de felicidad ya que la información directa que recibimos a través de nuestros sentidos, nos ayuda a conectar con el espacio natural.

Se ha comprobado que conectar con la naturaleza reduce los niveles de estrés y eleva nuestro nivel de energía.

En este sentido, es esencial crear rutinas que ofrezcan a los niños un importante valor de inteligencia emocional.  Para que esto sea posible, es necesario reforzar los planes que pongan los niños en contacto con zonas verdes o incluso con tareas de jardinería.

Lenguaje de las emociones

Para acompañar al niño en el desarrollo de la inteligencia emocional, el lenguaje tiene una función de primaria importancia. De hecho, saber reconocer las emociones y nombrarlas, ayuda al niño a familiarizarse con estas y con lo que cada una significa.

En función de eso, puede ser útil potenciar el mensaje de la emoción por medio del componente visual: las fotos son el reflejo de una emoción. Al mismo tiempo, poner nombre a las emociones durante conversaciones familiares puede ser un buen ejercicio. 

La gestión de las emociones en los niños

Otro ensañamiento positivo para potenciar la gestión de las emociones en la infancia es transmitirle el valor de la gratitud. Para el niño, tú puedes ser su ejemplo a seguir, a través del cual ellos puedan aprender.

En este sentido, es esencial escuchar a los niños y prestar atención a sus propios puntos de vista. El significado de un determinado acontecimiento puede cambiar desde la interpretación infantil o desde la de un adulto. En estos casos, es importante saber valorar e intender lo que es importante para el niño y practicar el valor de la empatía que es una de las principales manifestaciones de la inteligencia emocional.

Es importante, además, educar a los niños estableciendo límites positivos. De esa forma, los ayudamos y motivamos, evitando que aquellos niños que tienen dificultades para asumir el significado de una negativa se frustren.

En la vida en general, no todo es posible aquí y ahora. La vida, por sí misma, marca sus límites. Y es importante que los niños los reconozcan para evitar que los efectos de esta ausencia de límites sea todavía más visible en la adolescencia, cuando el adolescente quiera imponer su propia voluntad frente al criterio del adulto.

En conclusión, desarrollar la inteligencia emocional en la vida del niño así como en la propia es esencial. Nunca dejamos de aprender y lo que conocemos durante la infancia puede ser un punto de partida para lo que seguimos aprendiendo en la edad adulta.

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