Si bien es cierto que existen momentos durante el día en donde se vuelve más difícil la convivencia con las personas que se encuentran alrededor, aprender a manejar la comunicación y entender las diferencias que existen, serán la clave para llevar a cabo buenas relaciones durante la cuarentena.
La publicación de hoy dará una pincelada de cómo llevar la convivencia y confinamiento dando algunas pautas para el manejo de la comunicación, más ahora en épocas de aislamiento.
Para empezar a hablar de ello, es importante diferenciar las formas o tipos que existen, así como las herramientas que se necesitan para llevar a cabo una buena comunicación.
Tipos de Comunicación
Aunque la comunicación es la acción de intercambiar información, ya sea entre dos o más personas, es un proceso complejo que tiene diferentes niveles de implicación y puede ser dominada de una manera correcta, si se trabaja en ello.
Para lograr una comunicación asertiva, primero se han de identificar sus formas o tipos de comunicador
– El comunicador cohibido o pasivo
Este comunicador se caracteriza por ser muy reservado y con muy poca o nula expresión de las emociones, suele reprimir sus necesidades y únicamente actúa y se expresa a nivel de gestos (encogimiento de hombros, frunciendo el ceño, evita contacto visual…).
La consecuencia de este tipo de comunicador es un debilitamiento o deterioro de las relaciones con su entorno. Guardan frustraciones ante una situación porque no quieren enfrentar el conflicto y no lo resuelve en el mediano o largo plazo.
Ejemplo de un comunicador cohibido:
Su compi de piso durante el confinamiento ha tomado por costumbre dejar sin recoger sus cosas en los espacios comunes de la casa. El comunicador cohibido, pese a que esto le resulta incómodo y molesto, decide callarse y reservar para sí mismo su mal humor, algo que al final le afectará en la relación, aunque no lo exprese de forma directa.
– El comunicador violento:
Por otro lado, está el comunicador violento, quien se caracteriza por expresarse con un tono de imposición, interrumpiendo, de forma poco empática, agresiva e hiriente (tono de voz alto, movimiento de manos, interrupciones constantes…)
La consecuencia de este tipo de comunicador es que, aunque logra expresar sus emociones y necesidades, daña y afecta a las personas de su alrededor y por consiguiente la relación que lo acompaña.
Ejemplo de comunicador violento:
La pareja de esta persona lleva varios días inestable emocionalmente, con cambios de humor, y en algunas situaciones no responde muy bien. En este caso el comunicador agresivo se lo dirá de forma directa y con poco tacto («Estoy hasta las narices de tu rollo emocional”, “No te aguanto»…). En este caso, el comunicador violento logra expresarse y probablemente sentirá cierto alivio a nivel personal, pero desgasta seriamente la relación y hará sentir disgusto o tristeza a su pareja.
– El comunicador Sano:
Por último, se encuentra el comunicador adecuado o sano, quien es capaz de expresar sus emociones, pero con empatía y respeto.
Depende del tipo de persona podrá también sentir culpa y empatizar con las emociones del otro. Además, logra combinar ambos estilos y sabe elegir el momento adecuado para expresarse, lo cual fortalece la relación y busca construir en el mediano y largo plazo.
Ejemplo del comunicador sano:
Piensa claramente antes de hablar y cambia afirmaciones como:
- “eres un desastre» por «me molesta que el salón esté desordenado»
- «no hay quien te aguante con esa mala leche que traes» por «algunas de tus reacciones me han molestado y me preocupa verte así»
Habilidades del comunicador asertivo
Para lograr este tipo de comunicación, es importante desarrollar las habilidades que la componen, como lo es el desarrollo de mensajes en primera persona (“Yo creo”, “Yo siento” …) y complementarlo con la utilización de verbos emocionales (“Me preocupa”, “Para mí es importante”, “creo” …), siempre y cuando se expresan en el momento y circunstancias adecuadas. Nunca cataloga a la otra persona ni ataca desde el “Tú”.
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