La formación de los empleados de fincas urbanas: una asignatura pendiente

Todavía quedan algunos sectores profesionales en los que el desempeño de funciones no va acompañada de una labor formativa acorde con las exigencias que cualquier labor profesional requiere actualmente. Uno de estos sectores es el de los empleados de fincas urbanas, colectivo al que pertenecen la no desdeñable cifra de cerca de 20.000 empleados solamente en la Comunidad de Madrid, y que está compuesto, en su mayoría, por los porteros y conserjes de fincas urbanas, aunque también se incluyen los vigilantes de garajes y controladores de accesos.

La evolución tecnológica está produciendo un cambio en la demanda en los niveles de calificación de los trabajadores, sobre todo a nivel de manejo de las TIC y de la capacidad de desempeño de destrezas básicas, según el informe conjunto de la Comisión Europea y del Consejo del 11 de noviembre del 2014.

La cualificación profesional viene definida como el “conjunto de competencias profesionales con significación en el empleo que pueden ser adquiridas mediante formación modular u otros tipos de formación, así como a través de la experiencia laboral” (Ley 5/2002 de las Cualificaciones y de la Formación Profesional), y es que, en España, el porcentaje de población poco cualificada supera el 20%. El sector que nos ocupa, el de las personas que desarrollan las funciones de portería y conserjería o auxiliares de servicios, es un ejemplo de la falta de programas de formación en unas labores que, sin embargo, requieren un conjunto de conocimientos básicos relacionados con el entorno en el que desarrollan sus funciones.

Sin embargo, los servicios de portería y conserjería llevados a cabo en las comunidades de propietarios sufren de una fractura formativa solamente suplida por la experiencia profesional en algunos de los casos.

Cada vez es más necesaria una formación acorde con las nuevas exigencias y necesidades en el desempeño de las funciones de portería/conserjería en las fincas urbanas, y más concretamente en las comunidades de propietarios o vecinos. La necesidad de una autorregulación que permita una capacitación de un nivel medio es un proceso que, sin duda, tarde o temprano habrá que abordar para enmarcar de forma profesional a este colectivo. Por otra parte, una adecuada formación acorde con estos puestos de trabajo será, no sólo garantía de empleabilidad, sino también de estabilidad en el empleo.

Jose Luis Carralero Pereira, Presidente de la Asociación de Empleados de Fincas Urbanas de la Comunidad de Madrid (aefucom.org)