Quién iba a pensar que íbamos a vivir un año tan difícil, un año de pérdidas, de ausencias y descontento por las costumbres tradicionales. Un año poco común. Pese a todas estas dificultades, también ha sido un año de re-pensamiento, de re-colocación de nuestros valores y de encontrarse con lo esencial.
Y la educación no se queda atrás en este proceso de re-encontrarnos. Los alumnos, docentes, personal administrativo, servicios y empresas asociadas a los centros educativos, actualmente se encuentran gozando de la tecnología, un recurso que anteriormente no existía y que se tardó muchos años en implementarse e incluso en considerarse. Aún así, gracias a la “nueva normalidad”, la tecnología ha aparecido en escena a una velocidad notable.
Sin duda, la posibilidad de impartir las clases bajo la modalidad online y presencial supone un giro radical para los alumnos y profesores. Por mucho tiempo se estuvo considerando la formación a distancia, pero el miedo de las instituciones educativas en España por poner en marcha esta modalidad y la preocupación por no perder el suave tacto que ofrece la tarima, fue el impedimento para dar luz verde a esta modalidad. Sin embargo, debido a la situación, se vieron obligados a implantar dicho modelo en muchas instituciones.
Algunas universidades ya tenían conocimiento en dar el gran paso de incorporarse a este escenario digital tarde o temprano. No solo por la emergencia sanitaria que se ha producido a nivel mundial a causa de la COVID-19, sino también porque en algún momento los niños y jóvenes lo van a requerir, su aproximación a la aprehensión de conocimientos es muy diferente a la que tuvieron sus padres.
Para aquellas instituciones que ya lo habían comprendido, el siguiente paso era llevar a cabo de manera generalizada lo que ya se venía realizando con algunos programas formativos: aulas digitales con micrófonos y cámaras de rotación 360° que proporcionaran un aprendizaje combinado y colectivo (profesor solo en el aula, profesor en aula con algunos alumnos en clase y otros en casa…). Un ambicioso programa desarrollado con el fin de brindarle a los docentes múltiples experiencias formativas con novedosos espacios de aprendizaje (MOOCs, webinars, conferencias, taller por internet…), adaptadas a las necesidades actuales tanto metodológicas como pedagógicas. Y todo ello, sin dejar de lado la importancia del campus físico y el campus virtual que ofrece la plataforma Canvas. Con la ayuda de este enorme ecosistema digital, los alumnos gozan de un learning space eficiente, con herramientas y recursos muy dinámicos, además de una aplicación móvil compatible con IOS y Android donde pueden acceder desde cualquier lugar del mundo las veces que deseen.
De ahora en adelante las instituciones educativas tendrán la responsabilidad de proporcionarle a los estudiantes formatos en los cuales no sea necesario la presencialidad, buscando economías de escala que hagan mucho más democrático y mucho más global el acceso a la educación. Y el gobierno deberá ocuparse del problema que obstaculiza este objetivo: la brecha digital.
Desde luego, el desafío más importante para quienes están vinculados a la educación será convertir este formato educativo en un modelo funcional, que dé a conocer a los estudiantes los valores y actitudes necesarios de tal modo que se conviertan en profesionales y personas íntegras. Se debe agregar que la Universidad Francisco de Vitoria lleva 20 años formando estudiantes con estos perfiles profesionales por medio de sus Ciclos Formativos de Grado Superior.
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