Actualmente muchos profesionales escogen desarrollar sus destrezas con la ayuda de un “entrenador”. El coaching, por ejemplo, es una de estas alternativas, de la que ya se hizo referencia con anterioridad. Siguiendo en la línea de reforzar nuestras competencias, os queremos hablar del mentoring, otro sistema que está triunfando en el ámbito empresarial. Es un método de cambio y mejora para todo aquél que forma parte del proceso pero, sobre todo, para la misma organización. Se basa en el aprendizaje organizativo y el desarrollo del talento, dos de los fundamentos que constituyen los requerimientos competitivos.
¿Qué es el mentoring?
El mentoring es un sistema de aprendizaje entre un mentor y un mentorado. Se usa como método para desarrollar destrezas y conocimientos concretos; y su finalidad principal es promover el crecimiento profesional de quien recibe el aprendizaje. Las sesiones de mentoring se basan en la exploración, el cuestionamiento, la reflexión, el intercambio de conocimientos y los desafíos. Es decir, analizar qué barreras hay que rebasar, qué opciones se pueden aprovechar y, finalmente, ser competente a la hora de pasar a la acción. Este procedimiento exige actitud, competencia y destreza.
La sesión de mentoring se basa en una conversación segmentada por etapas entre el mentor y el mentorado. Lo normal es dedicar los primeros minutos a hablar sobre el panorama, cómo poner atención absoluta en la sesión y abandonar las tareas diarias. También, se valora lo comprendido en la sesión anterior y se habla acerca de qué perspectivas se tienen para la sesión actual.
La función del mentor
El mentor suministra información y actúa como guía, ya que es quien tiene bagaje en el proceso de desarrollo personal y profesional de las personas. Los mentores acostumbran a ser directivos, empresarios de éxito o profesionales de grandes aptitudes que quieren transferir sus conocimientos a otros y ayudarles a lograr sus finalidades. Normalmente, son personas con una gran recorrido, con grandes triunfos pero también grandes derrotas, de los que indudablemente han aprendido. Destacan por ser personas muy competentes comunicativamente hablando, capaces de hablar en público sin impedimento alguno y dar a conocer sus ideas de manera oral o escrita con precisión y soltura. El mentor no tiene por qué ser una persona de una edad ciertamente avanzada. Hay mentores que son jóvenes emprendedores con gran bagaje empresarial que, en pocos años, han sembrado grandes éxitos y han promovido el crecimiento de su empresa de manera muy veloz.
El cometido del mentor
- Es asesor y consejero. Ofrece orientación y comparte su vivencia para ayudar a los novatos a valorar los efectos de sus tomas de decisiones y acciones.
- Estimula e inspira al aprendiz, ayudándole a salir de sus zonas cómodas y a celebrar sus triunfos. Además, también anima al mentorado a asumir riesgos cuando sea requerido.
- Ofrece recursos e instrumentos para que el alumno pueda seguir desarrollando sus competencias de manera independiente. Por ejemplo recomendando libros, talleres o cursos.
- Ayuda a establecer redes de contacto (networking).
- Brinda un feedback real. Aunque los comentarios sean un tanto correctivos a veces, esto ayuda a que el aprendiz siga trabajando y sepa reconocer cuándo no está actuando de manera correcta.
Las aptitudes de un buen mentor
Un buen mentor destaca por su empatía y su destreza de estimular e inspirar a los demás. Sabe escuchar y transmite confianza en sus alumnos; además, su trato es modesto y respetuoso. No obstante, lo que convierte a un mentor en un buen mentor es la preferencia por su tarea.
Los tres pilares
- La escucha activa: preguntar, conversar y brindar un punto de vista. El aprendiz no es solamente un oyente. Se implica de manera activa en la interacción y debate sobre las distintas partes del aprendizaje.
- El mentor tiene que vehicular al mentorado a lo largo del proceso, no al revés.
- La confidencialidad y el compromiso tienen que estar garantizados para que la práctica se desarrolle adecuadamente.
Ventajas del mentoring
Las ventajas del mentoring no son únicamente a nivel personal. Cuando se aplica esta práctica a una empresa, la imagen de marca se consolida y se robustecen las relaciones sociales dentro de la compañía.
- Agiliza el proceso de desarrollo personal y profesional de las personas. Toda la aptitud y potencial se convierte en acción. Enseña a los líderes del futuro.
- Progresa la gestión de la estimulación, el compromiso, la confianza y la resistencia ante situaciones adversas.
- Ayuda a gestionar el conocimiento y el aprendizaje organizativo; así como impulsa la innovación y la gestión del cambio.
- Mejora el desarrollo y aumenta el rendimiento, la productividad y, como consecuencia, los resultados mejoran.
- Robustece el capital social de las organizaciones a través de la creación y consolidación de vínculos, relaciones y acuerdos entre los miembros. Es decir, mejora el ambiente organizacional.
- Promueve la cultura de la cooperación y la colaboración, generando connivencia y compromiso entre los miembros de la organización.
- Agiliza el proceso de consolidación de la imagen de marca y crece la comunicación corporativa de la empresa.
- Disminuye costes de formación y aprendizaje, posibilitando la adaptación e integración de las personas en la compañía.
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