Al momento de hacer una conferencia, taller o afrontar algún tipo de discurso de forma presencial o virtual, probablemente se produzcan emociones que no son fáciles de manejar en un principio. Sin embargo, a través de diversas técnicas y fortaleciendo distintas habilidades de la oratoria personal será mucho más sencillo afrontar estas situaciones hasta ser un orador reconocido por su forma de comunicar las ideas.
La oratoria: qué es y para qué funciona
La oratoria agrupa a todas aquellas técnicas y métodos enfocados en lograr una comunicación efectiva, fluida y con propiedad ante un público o interlocutor determinado. Su objetivo es convencer a quien escucha a través del mensaje.
Aunque la oratoria suela asociarse principalmente con el lenguaje verbal, las palabras, esta también involucra al lenguaje corporal. Ella agrupa a cuanto medio sirva para expresar y convencer. Por tanto, la imagen, la forma de manejarse en escena y, por supuesto, la composición del mensaje son esenciales.
En ese sentido, muchas veces el nerviosismo influye mucho en la manera de comunicar, en especial si se tiene que hablar en público. En este caso, lo principal es reconocer cuál es la causa de ese temor. Una vez que se haya advertido será mucho más sencillo tratarla, abordarla desde una perspectiva tanto personal como profesional.
Uno de los aspectos que suele influir en ese temor es la dicción, que básicamente consiste en lograr expresar las ideas de forma adecuada, pronunciando cada palabra de la manera correcta y a un buen ritmo. Para mejorar este aspecto, normalmente se recomienda trabajar la respiración y la forma de expresión verbal.
Al reconocer la influencia de estas variables será mucho más sencillo controlarlas de manera personal o profesional. En la actualidad hay una serie de métodos, ejercicios y técnicas a través de los cuales es mucho más sencillo atender estas cuestiones para convertirse en un orador capacitado para compartir ideas de la mejor forma posible.
De entrada, se recomienda prestar atención en la respiración. A continuación se recomiendan otra serie de técnicas para desarrollar de buena manera estos aspectos.
Técnicas para una buena oratoria
Como se mencionó, es importante reconocer los miedos y falencias para poder trabajar sobre ellos de forma concreta. Además de esto, hay distintos aspectos a tener en cuenta.
Conocimiento del público
Al conocer la audiencia se puede preparar de mejor manera el discurso, reconocer fortalezas, debilidades y, además, saber cuán cómodo o no se puede sentir la persona al momento de difundir su discurso. Esta planificación previa es clave porque permite conceptualizar una estructura y encontrar la mejor manera de compartir las ideas.
Interacción
Suele ser uno de los aspectos más positivos de cualquier orador. A través de la interacción es mucho más sencillo abordar situaciones y mantener atenta a la audiencia, que incluso puede llegar a disfrutar del proceso. Esto se puede lograr a través de preguntas, comentarios, realizando contacto visual de manera constante. Así se facilita que la audiencia se sienta parte de la ponencia, fomentando la integración entre los participantes.
Los recursos multimedia
Hacer presentaciones dinámicas no solo depende del lenguaje corporal, el tono de la voz y la energía transmitida en escena. También pueden lograrse mediante distintos recursos tecnológicos a través de los cuales llamar la atención de la audiencia explotando otros sentidos, como el de la vista y el oído. Además de esto, sirve como soporte para que las personas puedan tomar notas acerca de aspectos específicos.
Escapa de los vicios del lenguaje
Los vicios del lenguaje también son conocidos como muletillas, involucra a aquellas palabras o acciones involuntarias que se usan ante algún momento de duda o pausa. Algunas de las más comunes son el “ééééé” y “¿sabes?”. Suprimirlas facilitará muchas cuestiones. Con entrenamiento y práctica constante se puede lograr.
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