Un examen para cualquier estudiante en cualquier tipo de formación supone el momento principal de valoración de sus conocimientos y habilidades previamente preparados. Los días previos al examen, el estudiante suelen vivir momentos en los que pondrá a prueba sus habilidades de concentración y memoria confrontadas directamente con la ansiedad y la tensión que derivan directamente del miedo al fracaso el día del examen.
Todas estas sensaciones de nervios y de falta de control de las propias emociones son en parte normales e incluso necesarias hasta en su justa medida para poder estar alerta y concentrado los días previos y el mismo día del examen. Pero en ocasiones, este principio de nervios acaba desarrollando una ansiedad en nuestro interior que nos perturba durante el estudio y que nos puede incluso jugar una mala pasada el día del examen.