La creatividad es con frecuencia un recurso que utilizamos durante los procesos de diseño, pero también hay que pensar en ella como un valioso asistente en nuestras vidas que nos permite crecer, adaptarnos y evolucionar en el medio que nos rodea.
El hombre es un `animal´ que ha tenido y tiene que adaptarse al medio continuamente, aún más en los momentos de crisis. A veces, la creatividad y la imaginación (no son términos análogos pero el disentimiento/diferencia y conexión entre ambos lo abordaremos/nos aproximaremos en otro post) es lo único con lo que contamos para compensar nuestras debilidades y adaptarnos al medio. Pensemos en las sociedades cazadores-recolectoras paleolíticas que desarrollaron diferentes estrategias adaptativas transformando los recursos naturales para permitir sobrevivir en entornos adversos y extremos, sin romper el equilibrio entre la naturaleza y el hombre.
La creatividad no es un don con el que algunos nacen y otros carecen sino una capacidad que los antropólogos denominan “fluidez cognitiva”, una habilidad latente del ser humano que no solo nos ha posibilitado la supervivencia, sino también crecer y prosperar, pero no debemos confundir el sinónimo de progreso con una perniciosa búsqueda de la comodidad.
Las técnicas de creatividad nos pueden servir como herramientas para aplicarlas en las diferentes vertientes del diseño con el objetivo de alcanzar soluciones alternativas a las existentes u otras originales, como metodología que utilizamos en el proceso desarrollo de un proyecto innovador o modelo de negocio. Con el Curso de Creatividad y Comunicación Visual de Dsigno aprenderás a estimular tu creatividad, su aplicación práctica en los procesos de diseño y comunicación publicitaria.
Sin embargo, hay que creer en la creatividad como una vía y pilar fundamental en los diferentes itinerarios de educación; hay que creer en la creatividad como medio para explorar(se) y encontrar nuevos caminos, para preguntar(se) o como entorno para la evolución personal y profesional.
