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Los 7 errores típicos que cometemos al empezar un texto profesional

Estas equivocaciones son las responsables de que el lector no se interese por lo que hemos escrito y que acabe abandonándonos. Evítalas.

1.     Divagar. Es decir, no ir al grano desde la primera línea. Si necesitas calentar motores antes de entrar en materia (cosa bastante razonable), ¿por qué martirizar a tus lectores con tu dispersión mental? Escríbela, sí, pero en una hoja aparte. Y luego, tírala.

2.     Decir lo que todos conocen ya. Frases como «a estas alturas no hace falta decir…», «como todo el mundo sabe…»,  «seguramente te habrás dado cuenta de que…» son un antídoto hasta para el lector más entusiasta. Si los lectores lo saben, ¿para qué se lo cuentas? Y si no lo saben, ¿qué necesidad tienes de que se ofendan porque les haces sentirse ignorantes? En su lugar, di algo nuevo: un dato, una cita, una noticia, un chiste…  (En efecto, necesitas documentarte: tu sentido común no es suficiente).

3.     Ir de lo general a lo particular.  Lo general no suscita interés; por tanto, sé concreto. Si vas a hablar de cómo el marketing de contenidos puede aumentar tu notoriedad, no empieces con un «en los tiempos de las redes sociales el marketing de contenidos es algo fundamental para quien quiere darse a conocer».  Eso no aporta nada. Mucho mejor, empieza contando que las páginas web que tienen un blog con contenidos de calidad reciben un 60% más de tráfico que las que no lo tienen. O sea, concreción.

4.     No escoger sustantivos ni verbos. Ambos indican acción: son los que cuentan la historia; hay que empezar con ellos. Un «las deportivas que vuelven: Adidas Stan Smith» resulta más directo y claro que «actualmente las nuevas Adidas son las más clásicas». Esta última oración, con tanto adverbio y adjetivo, es vaga, complicada y subjetiva.Sin título1

5.     Contar tu vida. Que te has mudado al campo, que llevas dos semanas sin Internet, que estás feliz porque es primavera… Eso puede interesar a tu familia y a tus amigos, pero no a quien busca información valiosa. Los contenidos autobiográficos solo interesan si eres un fascinante espía británico con licencia para matar y una vida sexual reseñable.

6.       Usar tópicos. Intenta ligar con un «¿estudias o trabajas?» y sabrás a qué me refiero.

7.       Decir lo que se ve, que es una variante del punto 2: «Antes que nada, me gustaría agradecerle su confianza en nuestra marca…». ¿Te imaginas llegar a casa y decirle a tu amorcito: «Cariño, antes que nada, me gustaría darte un beso» en lugar de dárselo directamente? Pues esta declaración de intenciones por carta suena casi igual de raro. Da las gracias directamente y olvídate de tanto preámbulo. O deja el agradecimiento para el final.

Estos siete errores se resumen en uno: no trabajar las ideas antes de ponerse a redactar. Primero piensa: decide qué quieres contar y a quién, y luego escribe sin dilación algo interesante para tu audiencia.

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Fuente: Blog Cálamo & Cran

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