La crisis económica que está atravesando el país es un problema que ha generado innumerables consecuencias negativas para el conjunto de la sociedad, independientemente de la situación social, nacionalidad, género o formación. Con todo, lo cierto es que hay una parte de la sociedad más afectada por este problema: las personas sin formación.
Durante el boom económico, desde 2000 a 2007, el dinamismo laboral era tal que muchos jóvenes dejaran sus estudios y se incorporaran a trabajar sin haber acabado ni siquiera los estudios obligatorios. La formación académica por aquel entonces, y principalmente en el sector de la construcción y turismo, no era en absoluto un requisito para conseguir un trabajo. Cada vez más se extendía la idea de que no tenía sentido seguir estudiando si podían optar a un empleo bien remunerado sin seguir formándose. Pero, ¿cuál es la situación de estos jóvenes ahora?