Emprender es una palabra que se encuentra en constante resonancia en el vocabulario del mundo empresarial y corporativo, con muchos profesionales que se encuentran con oportunidades laborales que manifiestan la necesidad de un cambio para poder encontrar escenarios de actuación diferenciados.
Un cambio de paradigma requiere de la capacidad de adaptación y de visión global por parte de los nuevos profesionales para poder comprender cuales son las necesidades y demandas sociales que abarcan los diferentes sectores del mercado económico. Sin duda, uno de los cambios más significativos es la nueva era de la digitalización, que ha abierto las puertas a un mundo lleno de posibilidades, donde nos encontramos sin límites fronterizos que dan mayor relevancia a las nuevas tecnologías que para crear nuevas formas de trabajar y nuevos modelos de negocio.
La era digital necesita aprendizajes que permitan a los profesionales emprendedores ser capaces de interrelacionar los nuevos conocimientos que ponen a prueba las antiguas creencias y posibilidades. En relación acon todo ello, el emprendedor se encuentra ante la incertidumbre y la complejidad de adquirir y de desarrollar hábitos intelectuales, en gran medida no conscientes, que lo preparen para un escenario en el cual casi todo es más accesible, complejo, global, flexible y cambiante.
Debemos comprender y enfatizar sobre la importancia de que cada profesional debe ser capaz de afrontar niveles elevados de «ambigüedad creativa», puesto que nos encontramos ante la posibilidad de poder construir, aprender, de conocer, desaprender, arriesgar y aprovechar todo lo que antes requería de un tiempo prolongado. Ahora lo podemos conseguir con menos limitaciones y con un tiempo que podríamos categorizar como «instante tecnológico».
Quizás debamos ser capaces de respondernos los interrogantes necesarios que nos sugieran respuestas guías para comprender qué es ser un profesional de la era digital. ¿Cómo aprendo, reacciono, me adapto, pienso, decido y actúo ante el nuevo paradigma digital? ¿Cómo afecta este nuevo paradigma a mis posibilidades de emprendimiento? ¿Qué oportunidades me ofrece y cuáles son las desventajas a las que me enfrento? Quizás las respuestas las encontremos después de un largo tiempo de reflexión y análisis o quizás necesitemos de ayuda de expertos para poder obtener una visión integradora y más objetiva de la realidad presente.
Junto al nuevo paradigma de la digitalización, encontramos otras características adyacentes que se vislumbran en las nuevas formas de hacer negocio y de emprender. Una de las características que requieren trabajo por parte del emprendedor es la habilidad de ser polivalente ante las exigencias constantes a las que se debe enfrentar. Un emprendedor es su propio jefe y, por ende, debe tener un bagaje de conocimiento amplio y cualificado para comprender su negocio o su proyecto empresarial de una forma amplia y estratégica, identificando las diferentes alternativas mediante la visión de recursos y potenciales, y a su vez preparándose para hacer frente a las amenazas y retos.
Otra de las demandas a las que se enfrenta el nuevo emprendedor es la necesidad de predisposición y flexibilidad de movilidad. Puesto que vivimos en un mundo altamente interconectado e interactuamos con la globalidad propiamente dicha, podemos trascender nuestro proyecto empresarial a la internacionalización proporcionando nuevos escenarios de actuación para cubrir necesidades no solo locales, sino también globales. Ligado a la movilidad, vemos que para ello debemos como profesionales y emprendedores tener el conocimiento de otros idiomas que amplíen la oportunidad de hacer un contacto directo con otras culturas, para poder ser capaces de interrelacionarnos y proliferar nuestra actividad comercial en otros lugares del mundo, como un proceso de expansión global en donde las alternativas u oportunidades sugieran nuevos retos para alcanzar el éxito emprendedor.
