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Apogeo para unos y apuros para otros

En el Informe sobre el Sector del Ocio y Turismo dedicado a los museos presentado recientemente por la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea, se alude a dos instituciones que en los últimos días han estado presentes en los medios de comunicación a nivel internacional: El Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro y el Museo Guggenheim de Bilbao. Las razones de su presencia mediática no pueden ser más contradictorias: mientras una institución se vanagloria de haber recibido este verano la mayor afluencia de visitantes en sus 20 años de existencia, la otra en pocas horas ve convertida en cenizas las colecciones resguardadas por más de 200 años.

Fundado en 1818 por Juan VI, rey de Portugal, el entonces Museo Real tenía como propósito fomentar la investigación científica en Brasil, convirtiéndose con el tiempo en el centro más importante de América del Sur en historia natural y ciencias humanas, y la institución científica de historia natural más antigua del país. Con 20 millones de artículos de valor histórico y cultural, abarcaba áreas de la ciencia como Zoología, Arqueología, Etnología, Geología, Paleontología, Antropología Biológica, arte egipcio y ejemplares botánicos. Las colecciones comprendían animales disecados, utensilios indígenas, momias y fósiles de diferentes periodos históricos, incluidos los restos humanos más antiguos encontrados en América: un esqueleto de 12.000 años de una mujer conocida como «Luzia». Considerada la quinta mayor colección del mundo, únicamente se ha salvado el 10% de sus piezas debido al incendio que el pasado domingo 2 de agosto dejó convertido en ruinas al museo.

El Museo Nacional de Brasil no sólo resguardaba piezas históricas, se trataba también de una institución de producción de conocimiento académico y científico. Como museo universitario, cumplía además con actividades de investigación y enseñanza para la producción y diseminación del conocimiento en las áreas de ciencias naturales y antropológicas. En el año 2016, según consta en el Informe presentado por Ostelea, fue uno de los tres museos más visitados de Brasil con más de 120,000 asistentes, a pesar del desdén que demostraban hacia la institución las autoridades brasileñas. En los últimos años las instalaciones habían permanecido en un penoso estado ruinoso por la falta de fondos económicos, una situación que había orillado a exhibir al público únicamente el 1% de sus colecciones, manteniendo cerrados al menos 10 de los 30 espacios de exposición y enfrentando una huelga de empleados que reclamaban sueldos atrasados. Todo ello producto de la negligencia de las administraciones gubernamentales hacia la cultura y la ciencia nacional, según denuncian funcionarios del museo.

El Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro fue el escenario para firmar la declaración de independencia de Brasil en 1822. En los años veinte del siglo pasado fue visitado por Albert Einstein y por la científica francesa Marie Curie. Pero a la celebración de su 200 aniversario ningún ministro de Estado se dignó a acudir.

No obstante, mientras el mundo de la cultura se repone de la tragedia, se da a conocer una información que parece llegar para apaliar el desánimo y exhortar a la debida gestión del patrimonio cultural. El Museo Guggenheim ha batido récord de visitantes durante el presente verano con más de 440,000 visitantes. La cifra supone un 4% más que el mismo periodo de 2017, año que el museo fue el tercero más visitado de España como destaca igualmente el Informe de Ostelea, y con más de 30,000 visitantes con respecto al 2016, periodo que también había sido paradigmático para la institución. El día de mayor afluencia fue el martes 14 de agosto, con 7.715 visitantes y la media diaria ha sido de 5.345 personas que han tenido la oportunidad de disfrutar de exposiciones temporales como Arte y China después de 1989. El teatro del mundo, Joana Vasconcelos: soy tu espejo y Chagall. Los Años Decisivos, 1911–1919. La nota destaca además, que el 70% de los visitantes ha sido de origen extranjero, conformado en una cifra importante por un público francés, italiano, inglés, alemán y holandés.

Habría que considerar que el éxito del Guggenheim Bilbao se debe a diferentes factores. En primer lugar se trata de un museo franquicia, circunstancia que ya le garantiza parte del éxito por el renombre internacional que implica la marca, una rúbrica que tiene una importante resonancia tanto en Oriente Próximo como en América en donde también se han asentado sedes de la misma firma, tal y como ocurre con el Hermitage, el Louvre y el Pompidou que han extendido su presencia en latitudes tan apartadas como Abu Dhabi, Málaga, Metz, Shanghai o Bruselas. Otro factor a tomar en cuenta es el poder de atracción que ejercen las exposiciones temporales del Guggenheim Bilbao, una estrategia que le ha permitido acaparar las miradas de un público muy heterogéneo procedente de varias regiones del orbe, como ha sucedido con la muestra dedicada a Marc Chagall.

La comunidad internacional presencia así en estos días una escena con dos perspectivas opuestas en el mundo museístico. Por un lado se observa la indiferencia por la historia, la memoria, la investigación y el patrimonio cultural, mientras que desde otro enfoque se aprecia el éxito y el prestigio al aproximar determinadas colecciones a nuevos públicos. El auge como antípoda del quebranto.

 

Fuente: The Ostelea School of Tourism & Hospitality

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