La cervicoartrosis o artrosis cervical se produce cuando se degenera o desgasta el cartílago de las cervicales. Es considerada una enfermedad de las articulaciones, la cual degenera el cartílago entre cada dos vértebras. La causa de la artrosis puede ser debido a la suma de algunos factores genéticos y ambientales, sin embargo, existen casos con una causa definida como una infección, un traumatismo previo, una malformación congénita o pinzamiento del nervio.
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Síntomas de la artrosis cervical
Si bien, las causas para desarrollar cervicoartrosis son diferentes, pero los síntomas son evidentes. Entre ellos están:
- Dolor de cabeza.
- Dolor y rigidez de cuello.
- Incremento del dolor al mover el cuello.
- Rigidez temporal que mejora con el movimiento.
- Limitación de la movilidad.
Este dolor se genera mayormente en los tendones, músculos y ligamentos que rodean las articulaciones. Al no contar con ningún nervio, el cartílago no presenta molestias.
Sin embargo, no se deben vincular todos los dolores de cuello con la artrosis cervical, ya que existen otras causas comunes que pueden provocar malestar, por ejemplo, las posturas que tenemos en el trabajo, en las tareas del hogar o al dormir.
En algunos casos la cervicoartrosis no presenta síntomas y se puede identificar por medio de radiografías o RX simple, resonancias magnéticas o una electromiografa con el fin de calcular la velocidad de la conducción nerviosa.
La artrosis cervical puede manifestarse ya sea en hombres o mujeres de cualquier edad, pero es más común entre los 30 y los 50 en adelante. El riesgo va aumentando con el tiempo.
Tratamiento para el dolor de cervicales
El objetivo del tratamiento es hacer frente al dolor y mejorar la calidad de vida por medio de distintas alternativas como las medidas físicas, fármacos y cirugía. Pero, ¿En qué consisten?
- Medidas físicas
- Mantener una buena postura a la hora de dormir, donde la cabeza y el cuello estén alineados con el cuerpo. Es aconsejable usar una almohada pequeña bajo el cuello y varios cojines para levantar los muslos.
- Evitar tener el cuello flexionado por mucho tiempo.
- No levantar cosas pesadas.
- Estirar constantemente el cuello y hombros.
- Para corregir la postura, alinear la columna e incrementar la musculatura podemos recurrir a la fisioterapia.
- De ser posible, usar una manta eléctrica o una bolsa con agua caliente para aplicar calor en la zona, repitiendo el procedimiento varias veces al día por 10 minutos.
- Descanso cervical.
- Collarín blando, cuando sea necesario.
- Fármacos
Para la crisis de dolor se prescribirán analgésicos convencionales (paracetamol). Si este tratamiento no da resultados se pueden tomar antiinflamatorios durante la fase aguda del dolor.
El reumatólogo acudirá a otro tipo de fármacos en caso de que el paciente sufra una complicación neurológica, como la compresión de una raíz nerviosa. Para estos casos generalmente se receta la pregabalina o la gabapentina.
- Cirugía
En caso de que los anteriores tratamientos no puedan controlar el dolor y el paciente se vea perjudicado por la enfermedad, se recomienda la cirugía, aunque esta práctica suele hacerse en menos del 1% de los pacientes.
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