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Atención a mi cuerpo

¿Qué es para usted prestar atención a su cuerpo? 

Si cierra los ojos, ¿puede saber cómo es su postura corporal? ¿Sabe en qué posición están sus manos? ¿Nota alguna zona de su cuerpo con mayor tensión muscular? ¿Cómo es su respiración? ¿Puede notar algún dolor?

Seguramente ha podido responder a todas las preguntas, aunque algunas de ellas le ha llevado un poco más de tiempo que otras. Ese esfuerzo por percibir lo que el cuerpo le dice es una manera de ponerse en contacto con uno mismo. Mi cuerpo soy yo porque uno es un todo inseparable: el cuerpo y la mente. 

La sensibilidad interna, las sensaciones que provienen de nuestro cuerpo corresponden al  sistema propioceptivo. 

Nuestro cuerpo nos habla desde las sensaciones interoceptivas, es decir, aquello que sucede dentro del cuerpo: el latir del corazón, la respiración, el hambre entre otras. Las sensaciones propioceptivas tienen que ver con la posición de las diferentes partes del cuerpo en la postura, las sensaciones musculares y tendinosas que nos permiten desarrollar el esquema corporal.

También recibimos sensaciones del exterior a través de los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído. Estas son las sensaciones exteroceptivas.

Este conjunto de sensaciones físicas son las que dan lugar a algo que en principio se consideraba  que no era físico, que era propio de la mente, como el estado emocional y la subjetividad con la que cada uno siente la vida, reflejando distintos tipos de comportamiento. Ahora esta visión ha cambiado puesto que sabemos que las sensaciones corporales hablan de lo que sentimos y lo que sentimos se refleja en el cuerpo como una retroalimentación constante.

Dice Nazareth Castellanos, en su libro Neurociencia del cuerpo: “…el cuerpo entero es una fuente de información porque el cuerpo entero es el campo donde se juegan las emociones, los pensamientos, la vida”.

Por eso consideramos tan necesario tomar contacto con nosotros mismos a través de un trabajo progresivo y profundo, que no implique aprender formas de movimiento preconcebidas, sino una búsqueda del propio fluir corporal que nos conduzca a adquirir una verdadera consciencia e integración de las sensaciones y estados en los que nos encontramos. Es una toma de conciencia del propio cuerpo, pero para poder llegar a tener conciencia hay que saber mirar hacia dentro, es decir, saber observar y  también poder explicar la experiencia vivida.

La Gimnasia Consciente o técnica del movimiento orgánico

La Gimnasia Consciente es la base para la toma de conciencia del cuerpo. Esta conciencia de uno mismo es imprescindible para la comunicación y la expresión a través del movimiento. En nuestras clases de Gimnasia Consciente enseñamos a sentir el movimiento y a tener la posibilidad de reflexionar sobre lo que hemos o no hemos percibido, a sacar conclusiones que facilitarán el equilibrio psicofísico y una expresión libre y fluida.

El hombre tiene la posibilidad de reflexionar, es decir, de volver sobre las experiencias corporales. Así, podemos ver que la experiencia corporal y la experiencia reflexiva son los dos modos de ser fundamentales de una misma constitución humana. No “tenemos” un cuerpo, somos cuerpo; no pensamos “desde” el cuerpo, ni “a través” del cuerpo, pensamos como cuerpo, pensamos corporalmente.

Miguel Ángel Villamil Pineda- Doctor en Filosofía

En el Estudio Schinca se imparten clases de Gimnasia Consciente presencial y online.  La práctica se centra en la atención al cuerpo, interiorizando las sensaciones musculares y articulares sin mecanizar los movimientos, descubriendo sensaciones nuevas. Es un contacto con uno mismo, con el propio cuerpo «desde dentro» y no de una imagen reflejada en el espejo.

Es uno de variados modos que ofrecemos para que la persona pueda experimentar  sobre sus capacidades físicas y gozar de un mejor contacto vivencial-cognitivo. 

Escrito por:

Marta Schinca y Helena Ferrari

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